Por Elisa Nuez Patiño de la Asociación Universitaria de Mayores de Alcalá (AUDEMA).
Nueve de febrero de 2018, de mañana me llega la sorprendente y triste noticia del fallecimiento, el día anterior, de nuestro querido, y siempre admirado, D. Enrique Pozón Lobato. Rápidamente me viene a la memoria el momento en el que comenzó nuestra “relación cultural”, año 2016, durante la preparación de las Jornadas Internacionales de los Programas Universitarios de Mayores en nuestra querida Universidad en Alcalá de Henares.
- Enrique me contactó, creo recordar que en el mes de febrero, y ya desde ese momento comenzamos a tener una comunicación mensual a lo largo de los meses que faltaban para el gran acontecimiento. Él presentaba una ponencia basada en su discurso de ingreso de la Academia de Córdoba, “La creatividad en el marco del paradigma del envejecimiento activo”, y no quería dejar nada a la improvisación.
Su ilusión hubiera sido poder leerla él personalmente, pero me contó que ya tenía muchos años como para hacer viajes largos y que por ello, depositaba su trabajo en mis manos y en mi voz, una responsabilidad que llevé con orgullo y con un poco de miedo, al mismo tiempo, por el posible resultado.
Poco a poco me fui enterando de quién era D. Enrique y mi admiración por él fue creciendo y creciendo a medida que descubría más aspectos de su vida académica: tres doctorados (Veterinaria, Derecho y Ciencias de la Educación), el último conseguido con 74 años. Incansable escritor con colaboraciones en prensa, revistas especializadas e intervenciones en televisión, foros y Jornadas. Estaba ante una persona que se aplicaba lo que siempre repetimos en nuestro colectivo; “El derecho al aprendizaje a lo largo de la vida”, Y me di cuenta, con la mala noticia, de que aún era pronto para su despedida pues le quedaban muchos proyectos que llevar a cabo:
Temprano levantó la muerte el vuelo
Temprano madrugó la madrugada
Nuestro amigo se ha ido físicamente, pero siempre seguirá entre nosotros porque nos ha legado una especial obra literaria en la que podrán navegar ese colectivo que él tanto y bien describió, además de los futuros formadores en los programas universitarios para mayores:
Volverás a mi huerto y a mi higuera
Por los altos andamios de las flores
Pajearás mi alma colmenera
De angelicales ceras y labores
Querido profesor, siempre te tendremos como un gran ejemplo y desde estas líneas hago llegar a tu familia el pésame de este colectivo de mayores a los que les gusta, principalmente, los libros como a ti, y ya sabes que:
A las aladas almas de las rosas
Del almendro de nata te requiero
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
Compañero del alma, compañero (*)
(*) Miguel Hernández. Elegía a Ramón Sijé (1936)