Después de poco más de cien años de su existencia, con la aparición en la década de 1980 del “ordenador personal”, comenzó el fin de la popularidad de las viejas y entrañables máquinas de escribir y, por tanto, el progresivo declive de las ventas, aunque no su total desaparición, pues, aunque la fabricación de máquinas mecánicas (no electrónicas) llegó a su término en 2009 cuando en India dejaron de producirlas, en 2011 todavía podía encontrarse alguna fábrica de máquinas manuales portátiles en China