La Universidad tiñe con un nuevo color nuestras vidas.
Investigación socio-demográfica de los alumnos del Programa de Formación de Mayores de las Universidades GALLEGAS.
Si tuviésemos que citar los beneficios obtenidos en los Programas de Mayores de nuestras Universidades, deberíamos comentar que, gracias a esta actividad dentro de las aulas, mejoramos nuestra capacidad de conocer y valorar nuestro paisaje gallego y sus gentes, nuestras historias y la más cercana de nuestra propia ciudad, así como nuestras tradiciones. Aprendimos a ver de diferente forma un cuadro, a valorar nuestros monumentos y la riqueza artística mundial. Revivimos la historia de la humanidad y la importante construcción europea.
Aprendimos a encontrar el núcleo de la cuestión y a ver las cosas desde un punto de vista más crítico, hemos salido del aula para ir allí donde algo merecía ser visto y estudiado y nos entrenó para organizar mejor nuestra cabeza y, al mismo tiempo, profundizar en ese mundo de las TICs que nos pilló distraídos a nuestra edad, y que tanto nos aísla de nuestra juventud. Conocimos la antropología, el mundo y los secretos de la publicidad, el poder del sonido y la imagen, los problemas del medio ambiente, los fundamentos del derecho o los pensamientos filosóficos más profundos … Incluso, hemos llegado a discutir nuestras diferencias en la lengua de Shakespeare. Los estudios universitarios para mayores nos han mejorado intelectualmente, han refrescado nuestra memoria, han tonificado nuestra mente y nuestro cuerpo, y todo, bajo un amable clima social.
La actividad universitaria nos ha integrado en grupos, no solo de edad adulta, sino también de gente joven, auténticos viveros de inquietudes e ilusiones, que nos han contagiado de parte de la fuerza de su juventud; evitando fuésemos bombardeados por la frecuencia de grises conversaciones sobre quien es el mejor cardiólogo o que balneario es el ideal para la artrosis. ¡Ya llegará ese otro tiempo