Ahora que puedo sentir de nuevo el asfalto bajo mis pies. Ahora que vuelvo a disfrutar del placer del paseo y observar como los pétalos de las flores cubren las baldosas de mi querida Pontevedra…Un poco de locura literaria.
“Un folio da para
mucho…”
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Una hoja en blanco es a veces suficiente para dibujar una vida feliz e ilusionante y no por ello, carente de contenido, baldía o frustrante.
Tomé un folio y lo dividí en tres partes…
Una parte debe de ser –pensé- para mantener la actividad de mi cerebro, evitar el prematuro “Chocheo”. Mantener una actividad que me permita tener mi cabeza ocupada en algo útil, sin llegar a ser el incomprendido de la casa, o el “batallitas” de la familia y los amigos, el insistente “consejero” incansable o el insoportable “sabelotodo” insaciable.
Otra parte, debe estar destinada a cuidar mi “chasis”, mi estado físico general. La moderna medicina tiene soluciones y recambios para casi todo, pero no para una cómoda rodadura por la vida. Pasé demasiados años en posturas poco saludables y con poco tiempo para hacer ejercicio, con lo que, salvo lengua y dedos ágiles, pocos músculos mantienen su juventud. Cualquier pretensión de hacer “tableta de chocolate” en mi estomago, en solo los fines de semana, no lograron mas que un “chocolate a la taza”.