Sociedad y edadismo
“Sociedad y edadismo” ¿Qué es?
El edadismo (o discriminación por motivos de edad) es el conjunto de estereotipos y prejuicios (como pensamos, sentimos y actuamos) que presuponen que todas las personas de un determinado grupo de edad piensan y se comportan de igual manera, o tienen las mismas necesidades o intereses. Son comportamientos edadistas hacia grupos de edad más avanzadas, por ejemplo, excluir o invisibilizar a las personas mayores, infantilizarlas en el trato o presuponerlas frágiles o menos capaces simplemente por tener una determinada edad. La (OMS) en su campaña mundial contra el edadismo profundiza sobre este concepto, sus efectos y el tipo de estrategias a poner en marcha para paliarlo, y nos indica que:
Reducir el edadismo presente en nuestra sociedad pasa porque nos que concienciemos de sus nocivos efectos, y educar en el respeto y el buen trato. Es necesario fomentar una visión del envejecimiento como una etapa más de la vida, libre de estereotipos y generalizaciones, donde las personas mayores sean reconocidas en su diversidad y como ciudadanos de pleno derecho.
Me gustaría afrontar mi intervención, revisando cómo y porqué hemos llegado a esta situación, en los países Occidentales.
En primer lugar, reiterarles que el término edadismo se refiere a cualquier grupo de personas, independientemente de su edad.
Fue acuñado por Robert Butler en la pasada década de los 60.
Robert Neil Butler nació el 21 de enero de 1924 en Nueva Jersey, Estados Unidos, y trabajó en el área del envejecimiento y las demencias. Se le conoce porque acuñó el término edadismo para hacer referencia a la discriminación que sufren las personas mayores.
“Las opiniones negativas sobre el envejecimiento que tengamos en la vida temprana están relacionadas con peores resultados de salud que tendremos en la edad adulta”.
“Los adultos jóvenes que asocian el envejecimiento con el deterioro físico podrían experimentar un impacto negativo en sus propios resultados de salud más adelante en la vida”.
CAMBIOS DE LOS MODELOS SOCIALES EN LA HISTORIA
¿Qué son 100 años?…Una vida.
La Población mundial se ha duplicado en tres siglos (del año1500 al 1800) -4 generaciones – pasando desde 500 millones a los 1.000 millones. de habitantes, y se ha cuadruplicado entre 1900 al 2021 (1,2 siglos) -2 generaciones – de 2.000 millones a 7.800 millones de habitantes.
1 de cada 3 personas considera haber sufrido edadismo en Europa, una discriminación más prevalente que el sexismo o el racismo en nuestro continente. En España, el 45 por ciento de la población afirma haber percibido discriminación hacia los mayores de 55 años. Es algo que tiene consecuencias no solo en el empleo sino también en los cuidados médicos que reciben las personas mayores y lastra la posibilidad de un envejecimiento saludable.
Durante la prehistoria, el hombre tenía como principal objetivo la supervivencia, que se expresaba de manera más segura en una convivencia gregaria. En sociedades primitivas la forma de convivencia era la tribu. Estas sociedades antiguas debían organizarse para sobrevivir, y su sistema productivo estaba basado en una economía de subsistencia básica dirigida a la recolección y a la caza. La caza pertenecía a los hombres, mientras que la recolección era cosa de las mujeres, aunque recientes estudios han descubierto que la mujer también cazaba, pescaba y hacía muchas otras cosas, hasta hace poco obviadas. Durante esta época las condiciones de vida eran precarias, había enfermedades, luchas tribales, etc. La adaptación al medio era complicada y, en pocas palabras, no existía vejez, puesto que la esperanza de vida era muy corta. A quienes habían llegado a los 30 años se los relacionaba con algún evento divino y sobrenatural. Eran consideradas personas de gran sabiduría, transmisoras de conocimiento, esencial para la supervivencia del grupo. A los ‘afortunados’ que habían sobrevivido a la dureza de la prehistoria se les asignaba funciones concretas, solían ser chamanes y brujos, y acostumbraban a ocupar los lugares más altos en la jerarquía social, y eran referentes para los más jóvenes. Se desprende que en esta época, el ser mayor gozaba de una consideración de prestigio y gran poder e influencia. Se sabe que el papel de la mujer fue fundamental para la supervivencia y la continuidad de la especie, así que mientras los hombres de mayor edad gozaban de prestigio y poder, lo mismo ocurría con las mujeres de mayor edad, que poseían una gran influencia en la sociedad primitiva, por ser transmisoras de su sabiduría y experiencia. El hombre prehistórico no hubiera sobrevivido sin la mujer, y viceversa.
Podemos encontrar más similitudes de lo que supone ser viejo hoy en día, si dejamos la prehistoria y nos remontamos al tiempo de los egipcios, donde se pueden encontrar los primeros textos que hacen referencia a la vejez, describiéndola como un período de debilidad con el paso de los años, la disminución de la capacidad visual y auditiva, y el progresivo deterioro de las capacidades cognitivas y físicas en general. Pese a esto, el papel de la persona de avanzada edad, seguía gozando de un gran prestigio social, y representaba la sabiduría y el ejemplo de los más jóvenes. Por lo tanto, la consideración del anciano sigue siendo positiva como en el anterior período. En cuanto a la mujer, se sabe que ésta cumplía un rol diferenciado dentro de la sociedad egipcia y que no gozaba del mismo estatus que el hombre, pero sí que se consideraba un complemento. Existen referencias a la mujer en la literatura egipcia que la describen como frívola, caprichosa y poco fiable, a pesar de esto, si el concepto de ser viejo asociaba una connotación positiva y la mujer era vista como parte de todo ello, se puede pensar que ocupaban una buena posición en la sociedad.
En la Grecia antigua se sentaron las bases de nuestra sociedad Occidental, y es aquí donde se empieza a deteriorar el concepto de vejez, aunque podemos encontrar distintas valoraciones. Los griegos fueron los grandes impulsores de la perfección, del culto al cuerpo y la belleza, y el giro del mito al logos. (Este gran paso de la mitología a la explicación racionalista se le conoce como «paso del mito al logos»). Con esta nueva forma de pensar, los griegos proponen que las cosas del mundo están ordenadas siguiendo leyes. Y la visión naturalista; la vejez y la muerte, por lo tanto, empiezan a ser temidas y son consideradas un castigo que impone la vida. Con esta percepción del mundo, y la importancia de la juventud y la perfección, no es difícil imaginar lo que suponía ser anciano, cuando el poder de decisión era cosa de la juventud. Esparta tuvo Senado, pese a esto las leyes de Atenas dejaban bien claro la importancia del respeto a los padres. Durante el período del Rey Solon, se creó una institución aristocrática de ancianos, con poder de decisión, pero al llegar los demócratas, estos perdieron todas sus facultades políticas y judiciales. Pese a esto, seguía existiendo un concepto positivo del anciano como transmisor de sabiduría compuesto por 28 miembros de más de 60 años, a quienes se respetaba y admiraba por su sabiduría. Durante el período Helenístico, los ancianos tuvieron más oportunidades al tratarse de una sociedad más abierta y que daba menor importancia a la edad. El papel de la mujer en esta época fue claramente más marcado como cuidadora doméstica de niños, ancianos y enfermos, y quedaban excluidas de cualquier participación en la vida pública. No gozaba de demasiado prestigio y poder, tomando solo parte importante en la vida doméstica, al cuidado de los demás.
Los hebreos también nos legaron, a través del Nuevo Testamento, una visión en la que los ancianos asumieron un papel fundamental, dirigiendo al pueblo hebreo y constituyendo un Consejo de ancianos con gran poder de decisión en cuestiones religiosas y jurídicas. Luego, tras la institucionalización política, el Consejo de ancianos quedó en un segundo plano, al convertirse meramente en consejeros y portadores de sabiduría y experiencia, pero sin poder de decisión. Durante esta etapa, el ser viejo sufre distintos posicionamientos en función de los acontecimientos sociopolíticos; existe un período de connotación positiva y luego negativa con la pérdida de poder y autoridad. Seguiría cayendo sobre las mujer el peso del cuidado de los ancianos y de la familia.
El poder en manos de los ancianos.
Llegados a Roma, encontramos por un lado una visión positiva del anciano; la sociedad romana le otorgó una gran autoridad, especialmente en el papel que cumplía dentro de la familia y como responsable de los esclavos, pero por otro lado también se produjeron sucesos por los cuales el anciano sufrió un desprestigio. Dado su poder en la toma de decisiones, fue visto como una autoridad amenazante, incluso en ocasiones odiada y temida. Durante la República se delegó el poder político a los hombres de avanzada edad, pero en el siglo I a.C. los valores predominantes en la sociedad romana sufrieron un cambio y los ancianos que habían gozado de tanto poder de decisión, dentro y fuera de la familia, sufrieron un declive y fueron menospreciados. Aunque no fue un sentimiento extendido en su conjunto, puesto que la sociedad romana se caracterizaba por la tolerancia, el poder de adaptación social y porque juzgaban a la persona individual y no al colectivo.
Durante los primeros años del cristianismo los ancianos continuaron gozando de cierto poder y respeto, pero en el s. V otro cambio afectaría a la visión que se tenía sobre la vejez, y los ancianos entran en declive y la vejez empieza a verse de nuevo de manera negativa y pasa a formar parte de una etapa de la vida que la sociedad rechaza. El cristianismo no otorga un buen papel al anciano, pero en cambio logra transmitir una gran preocupación por su cuidado. Sin embargo, la mujer vieja y además sola, era rechazada socialmente.
En la Edad Media el papel del anciano no mejoró ya que se trataba de una sociedad que le otorgaba gran importancia a la fuerza física, y de ello se desprende que el anciano no ocupara nunca una buena posición ni prestigio. El anciano es básicamente considerado un débil, y por lo tanto la Iglesia lo posicionó entre los enfermos y desvalidos. Por otro lado, las personas de avanzada edad tenían la posibilidad de formar parte del colectivo eclesiástico, y retirarse en un monasterio, ajenos a la brutalidad de la época. Este período se caracteriza también por la protección de la familia a sus ancianos, que aseguraba su supervivencia. Existía una marcada diferencia social entre la persona mayor de la clase campesina y el anciano noble protegido en el castillo o bien en el monasterio si se lo podía costear.
En los años posteriores, con la aparición de la peste bubónica, aunque parezca inverosímil, favorecieron al anciano, dado que, aunque la peste afectó a todo el mundo (azotó Europa en el año 1347, matando a un tercio de la población europea.), fue especialmente terrible para los niños y adultos jóvenes. Hubo una disminución considerable de la población, pero en cambio esto contribuyó al aumento del envejecimiento de la población, y los ancianos se convirtieron de nuevo en cabezas de familia, tras faltar sus hijos y, por consiguiente, volvieron a ganar estatus social, político y económico. Se encuentra en este período, una gran diferencia entre hombre anciano y mujer anciana, podemos hallar un ejemplo en la obra del historiador francés Le Roy Ladurie, Montaillou, una aldea occitana: “Por un lado, los ancianos de esta comunidad no tienen una buena situación. El jefe de la casa familiar es el hijo y el trato que de él reciben sus ancianos padres es bastante tiránico y éstos no osan realizar cosa alguna sin consultarle. Por otro lado, la vejez de las mujeres no es igual a la de los hombres. La mujer montailonesa, oprimida como joven esposa, luego amada por sus hijos al llegar a la vejez y respetada como matriarca” (Le Roy Ladurie, 1975).
El peor momento.
El Renacimiento puede considerarse la peor etapa para la vejez, debido a que Europa Occidental se sintió atraída por el legado que nos dejó la Grecia Antigua, y esa influencia quedaba patente en el arte y en las letras, en los que los valores que imperaban eran la juventud, la belleza y la perfección, y por contra, el rechazo a la fealdad, la imperfección y naturalmente a la vejez. A todo esto hay que añadir una recuperación de la población tras la peste, y la juventud vuelve a relegar a un último plano, al viejo. Unido a este fenómeno, por primera vez surge la imprenta y la memoria oral, perteneciente a los mayores, deja de ser imprescindible. La mujer vieja será representada en el arte de la época con exageradas expresiones de fealdad y arrugas.
El Mundo Moderno, por otro lado, trajo la transformación del poder político donde fue delegado al pueblo. Surge el funcionariado y lo que conocemos hoy en día como la jubilación. El trabajo y la productividad pasa a ser la característica más valorada entre la sociedad, y el Estado pasa a ser el responsable de compensar los servicios prestados a la sociedad. Es entonces cuando el cuidado de los ancianos, que hasta entonces correspondía exclusivamente a la familia, pasa también a ser responsabilidad de los poderes públicos.
Llegados ya al Mundo Contemporáneo, donde el mayor valor pasa a ser el conocimiento moderno, y por lo tanto la experiencia y sabiduría de tiempos pasados sufre una gran transformación, y el anciano ya no se adapta, (Brecha digital) es incapaz de aprender y progresar, y el concepto de vejez sufre, por consiguiente, una connotación negativa, además del gran valor que se le otorga a la apariencia física y estética. A todo esto se le añade que debido al desarrollo de la ciencias y entre ellas la médica, la esperanza de vida se alarga en las sociedades y el número de ancianos crece. Esto conlleva a una mayor necesidad de asistencia médica, que a su vez conduce a un empobrecimiento del Estado de bienestar. Este fenómeno es progresivamente agravado por la disminución de la natalidad, la liberación femenina, su incorporación masiva al mercado laboral, y el control de su sexualidad a través de la píldora anticonceptiva. La sexualidad deja de verse exclusivamente como un fin para procrear. La familia sufre grandes transformaciones en su estructura y desaparece la familia extendida para convertirse en la familia nuclear, y los ancianos se transforman en un ser desprotegido. Empieza a producirse el fenómeno de la soledad entre las personas mayores, especialmente los que viven en zonas urbanas.
Hoy la población está envejeciendo rápidamente y este fenómeno solo lo frena la natalidad y la inmigración. La familia nuclear se encuentra con grandes dificultades, a la hora de cuidar a sus ancianos y (afortunadamente) con la incorporación de la mujer al trabajo, la familia no puede dar respuesta a esta situación. Se hace necesaria la creación de un sistema complejo, denominado Servicios Sociales y Residencias, que actúan para substituir a lo que tradicionalmente, era exclusivamente responsabilidad de la familia, pero especialmente del rol femenino. Tal y como se ha visto desde tiempos remotos, el cuidado de los ancianos supone una gran preocupación, y un enorme gasto a los Estados.
En la actualidad Envejecer tiene varias concepciones según el país y su cultura.
El aumento de la población anciana es una preocupación en la mayoría de las sociedades. En China, India, Japón, Corea, Irán, Irak, Israel, y en casi todos los países del continente asiático, existe un enorme respeto a los ancianos.- ¿Edadismo Positivo? En India existe un gran porcentaje de personas mayores en las zonas rurales que realizan actividades agrícolas y reciben todas las admiraciones y respeto por parte de los familiares. En Japón existe una gran preocupación en integrarles en la vida laboral, creando Agencias de empleo para jubilados y Centros educativos para niños y mayores de manera simultánea.
En Brasil, México, Ecuador, Paraguay, Bolivia y otros países de América Latina con tradición artístico-cultural, el anciano artesano desarrolla su actividad y creatividad con éxito, hasta que la salud se lo permite, y no hasta que lo retire la sociedad.
En Suiza, un estudio realizado, muestra como los ancianos viven muy en contacto con su familia, pero en cambio en zonas urbanas el anciano aparecía alejado y con rostro triste y preocupado. En cambio, el mismo estudio realizado en niños asiáticos y latinoamericanos, el abuelo aparecía muy integrado.
En Francia se están realizando programas para que los ancianos enseñen oficios a los jóvenes.
En España, en la actualidad, existe uno de los índices más elevados de esperanza de vida. Los mayores son tratados a menudo como niños y se usa calificativos tales como “chochear” al referirnos a que sus facultades físicas y especialmente mentales, se han visto mermadas. Esto plantea que ese deterioro generalizado ha sido más bien fruto por no usarlo (Edadismo bidireccional), que por el papel que nuestra sociedad le ha adjudicado.
Actualmente se está replanteando esta visión del mayor y se está intentando cambiar su rol, buscando alternativas que no los excluya del conocimiento técnico, cultural y social…
Todo apunta a que la edad no debe de limitar, la única cosa que puede limitarnos es la enfermedad.
No perdamos OJO al Neoliberalismo…Desde una punto de vista económico, el anciano ya no es productivo ni útil, y pasa a ser una carga económica para el sistema…
Pero de eso hablaremos cuando comentemos la brecha digital….
La Constitución garantiza la formación para toda la vida independientemente de la edad.
La Constitución española de 1978.
Título I. De los derechos y deberes fundamentales.
Capítulo segundo. Derechos y libertades.
Sección 1ª De los derechos fundamentales y de las libertades públicas.
- Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.
- Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
Artículo 27
“Todos (los españoles) tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.”
– FIN parte I –
Parte II (Próximamente).
ACELERACIÓN DEL CONOCIMIENTO- CULTURA, CIENCIA, TECNOLOGÍA; BRECHA DIGITAL = DISCRIMINACIÓN SOCIAL
EXPECTATIVAS FUTURAS; Referencias de ZONAS AZULES ;
¿Qué tienen en común las zonas azules?
Las Zonas Azules son áreas del mundo donde las personas tienen vidas largas, llegando constantemente a los 100 años.
Extracto del Programa:
“Sin tópicos con AMULL”. Radio San Borondón,
Centro de la Cultura Popular Canaria.
Dirige y modera: Dª María Soledad González Ramón
Manuel Damián González Conde
Socio de AMULL, Universidad de La Laguna, Tenerife