
Unidos en ALUMA y organizados por Barceló, volamos desde Granada a Palermo, desde Andalucía a Sicilia, la Magna Grecia, con la alegría del viajero y la emoción del que busca las raíces culturales que han florecido en su vida actual.
Palermo, la capital, la ciudad más poblada de Sicilia, nos desveló los secretos de su catedral de Monreale, su Claustro, su Capilla Palatina, alicatados de oro, brillantes de siglos. Vagabundeamos por sus viejas calles, sus bares, donde el “aperol” se convirtió en la bebida mágica de casi todo el grupo, que ya continuaría bebiéndola con deleite durante todo el viaje. El Teatro Máximo con su historia de óperas, su escalinata en “El Padrino”, y Las Cuatro Esquinas con sus cuatro fuentes, sus deidades, y sus reyes españoles, completaron nuestra visita a la monumental y animada Palermo… y a partir de ahí, en los días sucesivos por Segesta, Selinunte, Agrigento, Piazza Armerina, Villa del Casale, Catania, Noto, Siracusa, nos fuimos sumergiendo en nuestro mitológico pasado griego, en nuestro fastuoso pasado romano, en nuestro preciosista barroco, en la telúrica, inquietante, misteriosa vida del Etna… embelesados en tanta belleza, inmunes al asfixiante calor, buscadores inasequibles al cansancio, del oro de nuestras raíces.
Los dos últimos días, en la mágica Taormina y la sensual Cefalú, fueron un descanso del espíritu, un deleite de belleza, un placer de los sentidos.
Y todo este maravilloso viaje de sensaciones, cultura, emociones, dirigido, propiciado, sufrido, por nuestros guías de Granada, Maite y Mario, por Carmelo, el conductor del autobús, por nuestros guías italianos, Stefano, Alessandra, la encantadora Noemí… un abrazo de agradecimiento a todos.
Arrivederci Sicilia.
Antonio Vera Ruiz
Alumno del APFA y socio de ALUMA