El optimismo
Aunque no es realmente posible estar seguros de cómo era el temperamento de nuestros antepasados más lejanos (que no dejaron rastros escritos), me inclino a pensar que, en el momento en que adquirieron conciencia de sí mismos (unos 400 milenios), a la mayoría se le iluminó la cara con una sonrisa de regocijo.
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