DIÁLOGOS TRANSOCEÁNICOS DE MAYORES
20 enero, 2021
Es el tiempo, ha llegado el tiempo de unir, por la tecnológica digital, mundos equidistantes separados por la mar océana, por fronteras entre continentes y países. En esta ocasión, el lenguaje se convierte en el vínculo común, con su espontaneidad, riqueza y sin invisibles intermediarios traductores, funde lugares heterogéneos con un mismo sol que entra por la puerta de Argentina con los buenos días, se asienta en su cenit en México con las buenas tardes y cierra el portón en España con las buenas noches.
Un mismo instante compartido en distintos husos horarios. El mismo instante se extiende entre el fresco y el calor, en los distintos Hemisferios Norte y Sur. España y México caminan al invierno, Argentina avanza al verano.
Se enciende el ordenador y una bocanada de hermandad llega a la pantalla, compartida en un panel de celdas, rostros expectantes nos reciben en una imagen limpia, miradas que viajan a la velocidad de la luz: cabalgando sobre las olas del Atlántico hasta la otra orilla, Granada en España, atravesando selvas, ríos, pueblos y tierras desde Rio Cuarto en Argentina a Ciudad de México en México. La magia de las palabras se abre paso en un español con las distintas musicalidades de acentos enriquecidos por los matices de cada nacionalidad.
La Universidad no tiene fronteras y el conocimiento que es el saber sobre una materia, no se puede contener ni retener. Las personas que permanecemos a la segunda etapa de la vida, como me gusta definirlos, porque es una expresión que no ataca y no disgrega, ante expresiones degradada de viejos, ancianos… Me parece necesario resaltar que nuestro testimonio sólo vale si llegamos a transformar la experiencia de vida en expresión, esto es, en palabras.