“Entre los ríos de agua dulce y sana para beber está Labacolla, porque en un paraje frondoso por el que pasa, a dos millas de Santiago, los peregrinos de nacionalidad francesa que se dirigían a Santiago se quitaban la ropa y por amor al Apóstol solían lavarse no sólo sus partes sino la suciedad de todo el cuerpo”.
(Capítulo VI del libro V del Códice Calixtino)