Nunca antes, a lo largo de la Historia, ha habido, ni posiblemente habrá, una época de cambios tan extraordinarios para las mujeres, como el siglo veinte.
Desde la perspectiva de estos primeros lustros del siglo veintiuno, cualquier balance que nos propongamos hacer sobre la evolución del papel social de la mujer en los últimos años –sean estos veinticinco, cincuenta o cien- tiene que empezar reconociendo que el cambio ha sido espectacular, un cambio mayor cuanto más largo sea el período de tiempo que se analice, hasta el punto de que se ha dicho que la revolución de la mujer ha constituido uno de los fenómenos más importantes del siglo veinte.