Mucho sorprendió a los indios la hazaña de los españoles; este descubrimiento del volcán Popocatepetl sirvió posteriormente a Hernán Cortés, cuando tuvo necesidad de fabricar pólvora para sus armas para obtener el azufre necesario para su fabricación. A nuestro héroe, Diego de Ordaz, le concedió el rey que, en su escudo de armas, apareciera un volcán.