Hace aproximadamente solamente dos décadas por el año 2012, Peter Higgs, que tenía 83 años y vivía jubilado en Edimburgo desde finales del siglo XX, podría muy bien recibir un premio noble por su descubrimiento del Bosón de Higgs, que por la literatura fabulada se decía que el bosón fuese la partícula de Dios, que siempre Higgis había rechazado. Por eso en el verano de este mismo año el mundo entero de la ciencia saludo alborozado el anuncio del CERN según el cual parecía confirmarse la existencia casi segura del bosón de Higgs. La prensa mundial se ha hecho eco de la efemérides como explicación última del sentido de la materia.