Hacer abstracción de hipotéticos derechos diferenciales de unas sociedades frente a otras, en lugar de fomentar esas diferencias en aras de una sociedad más justa y equilibrada, no es algo fácil de conseguir mientras la humanidad no asuma que todas las personas son iguales y que todos formamos parte de un proyecto único y común: Vivir y dejar vivir, en armonía con nuestro entorno.