Confieso que nunca sentí gran interés, ni especial curiosidad por los paraísos fiscales, sabía que existían pero nunca me quitaron tiempo, analizando sus ventajas o descubriendo sus intereses. Había oído hablar en repetidas ocasiones a conocidos del mundo económico de ciertas empresas que habían fijado su sede en paraísos fiscales, pero no conocí detalles.