En una primera lectura del libro “Ágata ojo de gato”, de José Manuel Caballero Bonald, tuve serios problemas con el vocabulario. La edición de que disponía no tenía apéndice de léxico incorporado, otras ediciones que he visto posteriormente, ya disponían de él. Volví sobre mis pasos en una tertulia literaria, y, por vergüenza torera, trabajé con el lenguaje. Pago mis pecados y mi tacañería con este léxico. Las referencias de página están tomadas de la edición que he empleado, Biblioteca El Mundo, 2001.