No hace falta que vuelva a repetir en este blog que el acelerado envejecimiento de la población es un fenómeno que demandará innumerables cambios, adaptaciones y compromisos de un sin número de instituciones sociales. En este sentido, las organizaciones que aún no se hayan dado cuenta de esto y que no se estén preparando ya para asumir de buena manera los nuevos escenarios, estarán en el futuro próximo en una situación de franca desventaja. En este grupo, las universidades no son la excepción. En relación a lo anterior, la vinculación con el medio hace referencia a un conjunto heterogéneo de programas y actividades que diversas unidades al interior de las universidades, planifican y desarrollan, con el propósito proyectar hacia la comunidad el quehacer académico, cultural y social. En las últimas tres décadas, dentro de este conjunto variado de actividades y programas que realizan las universidades, unas pocas instituciones de educación superior han incorporado iniciativas concretas tendientes a incluir oferta académica, cultural y social dirigida a personas mayores. Dichas instituciones están adoptando un nuevo e importante compromiso con los desafíos sociales que implican la transición demográfica, y las nuevas demandas socioculturales de hombres y mujeres que envejecen con mejor salud, más tiempo libre, más seguridad de ingresos y con un nivel educacional cada vez más alto. Ideas fuerza: programas universitarios para personas mayores 1. Relevar la educación como derecho humano básico que no se pierde al envejecer. 2. Relevar la educación como herramienta para la plena inserción en la sociedad. 3. Relevar la educación como herramienta para afrontar el proceso de envejecimiento. 4. Promover los espacios educativos como lugares en los que las personas mayores pueden hacer uso del tiempo de forma creadora. Los pioneros fueron los franceses en Toulouse, quienes crearon programas universitarios que posteriormente se expandieron por Europa y otras regiones. En EEUU también se desarrollaron iniciativas educativas para personas mayores, entre ellas destacan las universidades para la tercera edad, UTA o U3A, llamadas así por su sigla en inglés, y otros modelos como los Elderhostel y Learning in Retirement. En Chile, las primeras instituciones universitarias que realizaron algún tipo de iniciativa en este campo, fueron la Universidad de Valparaíso y la Pontificia Universidad Católica de Chile, las cuales crearon en los 80′ sus propios programas de vinculación con el medio, inspirados en el modelo norteamericano de las universidades para la tercera edad. A pesar de la larga data de estas dos primeras iniciativas, se puede reportar que estas experiencias no lograron permear al resto de instituciones de educación superior del país. La Ley General de Educación (ley 20.370) señala el marco en el que podría insertarse la educación de personas mayores: “la educación es el proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida de las personas (…) capacitándolas para convivir y participar en forma responsable, democrática y activa en la sociedad” (artículo 2º del párrafo 1º del Título Preliminar Normas Preliminares). Destacando la dimensión social de la educación permanente que señala la precedente ley, los programas de vinculación con el medio de las universidades parecieran ser el primer espacio llamado a desarrollar este mandato a relevar la educación como derecho de las personas de todas las edades. La vinculación con el medio se genera desde las competencias generales y específicas tradicionales de la comunidad universitaria y se establece un puente con la sociedad y todos sus miembros, independientemente de cuál sea su edad. Este quehacer se define relacionando la pertinencia disciplinaria de cada unidad con necesidades observables en las comunidades y los temas relevantes a nivel país, entre ellos, evidentemente, el envejecimiento poblacional y las necesidades educativas de la población mayor. Como ya se ha dicho, en Chile aún son pocas las experiencias universitarias de vinculación con el medio dirigidas específicamente a incluir personas mayores. La educación de personas mayores es un elemento clave para el adecuado desarrollo de las sociedades, principalmente, porque puede ser una vía directa y activa de participación que permite una mejor conexión con la estructura social. Cabe entonces preguntarse de qué forma podemos comenzar a dar una mejor respuesta a las necesidades de grupo en aumento, cada vez es más diverso, el cual, cada día enfrenta nuevos desafíos y tiene nuevas inquietudes. La educación de mayores sigue siendo una tarea pendiente y con múltiples desafíos en nuestro país. Por su rol social, las universidades deberán seguir ocupando un espacio protagonista en creación de programas innovadores dirigidos a personas mayores, asumiendo un rol activo en la tarea de pensar la vejez y el envejecimiento en Chile y desarrollar metodologías de intervención para el abordaje de nuevos escenarios en el proceso de envejecimiento individual y social en el país, lo cual deberá contribuir a promocionar la ampliación de este campo de acción. Se necesitan comprometer más universidades con la temática, y para ello es útil generar y difundir conocimiento que surja a partir de los programas de educación continua ya existentes. Conocer su historia, ventajas comparativas, etc., ayudará a promocionar el desarrollo de instancias similares en universidades que están insertas en comunidades envejecidas. Hasta una próxima entrada. Javiera Think Ageless | 22 febrero, 2016 en 9:00 AM | Categorías: envejecimiento | URL: http://wp.me/p2Llim-iW |