EL VALOR DE LA EDUCACIÓN
Uno de los aspectos que se estudian en Psicología es el de la “Personalidad Elegida”.
En su magnífico libro “Aprender a vivir”, su autor, el Sr. José Antonio Marina, hace hincapié en 3 elementos primordiales:
Proyecto vital.
Negociación con el propio carácter.
Negociación con la realidad.
Ciertamente el tema es amplio, pero voy a centrarme en el proyecto de la formación que debe/debiera acompañar a cualquier ser humano. La Educación.
Me inclino a creer que la educación no abarca únicamente los primeros años académicos, sino que se extiende a lo largo de la vida. Se aprende cada día. Se puede desaprender, eso también.
Las buenas formas de comportamiento (normas sociales), que –primordialmente- debieran aprenderse en el seno familiar, se complementan con un buen expediente académico. Al menos aceptable.
Estoy de acuerdo en que desde que nacemos la lucha es constante.
El Sr. Rojas Marcos, psiquiatra, basa una buena vida adulta en 2 pilares fundamentales:
Un proyecto, una meta, un fin, un horizonte.
Una fe inquebrantable.
Cuando mencioné, al inicio, el término “Personalidad Elegida”, recordé otros 2 apartados que, asimismo, se estudian en Psicología, a saber: Inteligencia dañada e Inteligencia fracasada.
La primera nos viene de nacimiento, no así la segunda que –a lo largo de la vida-, puede torcerse por múltiples motivos.
Una educación en constante aprendizaje, viene – a mi modo de ver- como una toma de conciencia personal con uno mismo y en la inter-dependencia con los demás.
Por ejemplo. No debe maltratarse a un ser vivo. Respetarlo es haber aceptado que la toma de conciencia sobre la vida propia o de otro, es un bien a mantener.
Respetar los bienes materiales ajenos, podría incluirse también.
Esto que se denomina “todo vale”, que hoy en día parece prevalecer, ni tiene sentido ni alcance a tiempos de futuro.
Sabemos que ninguna Civilización subsistió en el “caos”.
Si vemos a nuestro alrededor, si atisbamos con detenimiento, todo cuanto nos rodea en el mundo natural, todo es fruto de un orden. Podríamos argumentar que la Naturaleza asumió sobre sí misma un delicado, influyente y enorme sentido del orden.
Hasta aquí quería llegar.
Los primeros años de formación académica, son cruciales. Por descontado que exigen esfuerzo, incluso que en ello, vayan grandes dosis de “trabajo personal”, de “superar obstáculos”……
Esa motivación que debiera estar presente es como el motor que irá modelando las satisfacciones personales.
Por todo ello, no dejo de reconocer la enorme responsabilidad que debe subyacer en el seno familiar, posteriormente en la comunidad educativa y finalmente en el propio individuo, el cual, dotado de cualidades adecuadas, sabrá dar a su propia existencia el valor que lo alejen de la mediocridad y la vulgaridad.
No menos importancia cobra la Educación Emocional. Algo que trata en profundidad el Sr. Daniel Goleman en su magnífico libro “Inteligencia Emocional”.
Aprender a solucionar los conflictos, el arte de la empatía, el saber dirigir las relaciones y dirimir adecuadamente las diferencias, acabarán por completar ese ciclo, por otra parte nunca terminado, de formarnos como seres humanos.
Dice el Sr. Goleman, que esa Inteligencia emocional, dará mejores padres, mejores hijos, mejores maridos, mejores esposas. En definitiva mejores ciudadanos.
Eduard Spranger, en su libro “Formas de vida”, dibuja una tipología fundada en el estudio de las tendencias que pueden actuar en los determinados campos de la cultura.
Y continúa….”El hombre desarrolla su vida en un mundo en el que existen unos determinados valores”…”todo cuanto representa un fin para el hombre, es decir, todo aquello a lo que aspira”….
En resumen, esto que se expone dará sus frutos si detrás hubo una buena Educación.
Carlos LLoréns Fernández.
Asociación Aulas de Formación Aberta
Universidad de Vigo.