Vivir en incertidumbre
Pudiera parecer una paradoja.
Hemos alcanzado cotas altísimas de tecnología y da la impresión de que algo se nos haya quedado atrás.
Ojeamos los diarios y una misma noticia tiene color distinto.
Hemos ido creando instituciones de una y otra índole: Económicas, sociales…. y al final siempre ocurre que la manta no termina de cubrirnos completamente porque la verdad pareciera no existir o que, de hacerlo, con cierta asiduidad se quedó corta.
Conceptos tan simples como el de “familia” se han desdibujado. Y acabamos preguntándonos: ¿Es que tal vez ha desaparecido?
El mismo trato habitual, llámese social, vecinal, laboral, igualmente se ha cubierto de una espesa niebla, cuyo adjetivo a aplicar no vemos claro.
Nos deshacemos en sonrisas fingidas en fechas señaladas, Navidad, por ejemplo, que tienen su duración en la línea tiempo-espacial. Les pasa como a la pólvora: Se inflama rápidamente y se apaga con idéntica prontitud.
Más o menos ocurre con el mundo financiero. Según a quien escuches acabas por resumir que, o bien se acerca un cataclismo o que vamos a un mundo tan maravilloso como irreal.
¿Dónde encontrar un atisbo de verdad?
Igual en ningún sitio.
Y, ocurriera, que hemos entrado en un “bucle” que nos resulta tan efímero como inalcanzable o inexistente.
Los mortales de a pié no dejamos de abrir los ojos, sorprendidos, poco entusiasmados y siempre en guardia para ver que se le ocurre al iluminado de turno.
¿Por dónde irán hoy los tiros? Es algo que nos preguntamos con rapidez y destreza mental. Y con esa misma rapidez, volvemos a plegarnos sobre nosotros mismos con un único objetivo: “salvemos “este día y mañana ya veremos.
También parece que el factor estímulo se haya trasladado de lugar.
Y la habitual conversación, caso de haberla, se ciña a temas recurrentes para salir del paso y que no puedan atribuirnos el “rol” de seres poco sociales. ¿Se acuerda Ud. –amable lector- cuando entramos en el milenio 2000?
¿No le dio la impresión de iniciar algo más novedoso, de que se habían quedado atrás comportamientos inadecuados?
Pues ya ve Ud. no ha sido así.
Los conflictos, lejos de reducirse se han recrudecido, las relaciones familiares han cambiado de faz y de plano.
Lo que fue, hoy ya no es.
Hasta lo masculino y lo femenino se han tornado ininteligibles.
¿Aguantaremos hasta la entrada del 3000 con estos vaivenes?
¿Qué nos quedará por asumir?
Sea como quiera que fuere, ya ven vivimos en una completa incertidumbre, por no decir en un caos que no sabremos ni a dónde nos conducirá ni si nos mantendrá con esta misma condición de seres humanos.
Carlos LLoréns Fernández.
Asociación Aulas de Formación Aberta.
Campus de Vigo, Universidad de Vigo






























































