El valor de la palabra
Que la Tecnología tiene su importancia, no nos cabe duda. Pero, al igual que las monedas, todo tiene 2 caras, es decir un anverso y un reverso.
Nos detenemos sólo en una de ellas, quizá por ese gusto que desbordamos hacia la inmediatez. Sin embargo faltaría que echáramos un vistazo a la cara que nos obstinamos en ocultar.
Empiezo por cuestionarme si se conoce la diferencia entre un:
¿Por qué?
Y un
Porque.
En el primer caso es una pregunta. Y en el segundo una respuesta. Esto no es cuestionable.
¿Por qué me detengo en estas divagaciones? Muy sencillo. Por el empleo que hacemos de ello en las pantallas de las tablets/móviles. Y ahí vemos escrito algo como: “xq”. Lo abreviamos para no alargarnos y para que, seguramente, nos quepa más texto.
Entreveo 3 cuestiones que se debaten entre:
La vagancia, la desidia, la pereza, la galbana, por un lado
La ley del mínimo esfuerzo, por otro.
Y
Acaso un desconocimiento de las elementales reglas gramaticales.
Vamos que sería algo así como no haber visitado el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
No ha de extrañarnos, pues, que en las pocas veces que tenemos que escribir un texto, el lenguaje empleado, juntamente con la ortografía y la caligrafía, resulten ser un galimatías ilegible, impropio de una sociedad que denominamos como civilizada y que además sostiene financieramente Universidades.
Podríamos pensar que los Miembros de la Real Academia de la Lengua Española, ejercen una función de adorno y que su trabajo podríamos calificarlo de fútil o de inservible. En ese caso, procedamos a demoler la Institución y pongamos en su lugar un parque de ocio cerrado, con luz artificial donde se esparzan nuestros niños. En los jardines al aire libre, mejor NO, que se nos ponen enfermos.
Y puestos a ponernos críticos, perdón, “bordes” vayamos al vocabulario, a modo de ejemplo.
Acabo de citar la palabra “enfermos”, ¡¡ qué despiste el mío !!, debí incluir vocablos como “me dio un yuyu” o “tengo un jamacuco”. Y, por si no llegara, el olvido es un “se me fue la olla”.
Si el tema te gusta entonces “lo fliparás” y para rizar el rizo, si te “flipa” en un alto grado, entonces “alucinarás en colores”.
Sras. y Sres. definan Udes. la palabra “alucinar”, familiar muy cercano del “flipe”.
Y ahora vamos al tema de la “ilusión”.
Me ilusiona el trabajo, la vida en sí. Tengo ilusión por todo.
Vivimos como en una nube, incluso nos casamos “ilusionados”.
Sras. y Sres. definan Udes. la palabra “ilusión”.
Adentrémonos seguidamente en terrenos más personales.
Nombramos a la pareja en términos de el o la “cari”. No sé si es por esnobismo, por querer resaltar o quizá por ansiar ponernos tan dulces que resultemos empalagosos. Por cierto que lo de “cari” tiene su fecha de caducidad. No dura “in aeternam”. Dejemos que el tiempo haga su trabajo.
También aparece como menos tranquilizador un término que, caso de que este mortal fuese mujer, me molestaría sobremanera: “mi tronca”. Resulta como más burdo, más zafio.
Hoy se le conoce como un término “más casposo”.
El padre y la madre, son “los viejos”, aunque la edad no les acompañe todavía.
Parece que todo se verbaliza como con sentido de suficiencia. Y sale por la boca como una esclusa abierta para liberar la presión del agua.
Queridos jóvenes, qué suerte tienen Udes. porque siempre van a quedarse en los años de juventud:
a) Por biología.
b) Por desconocimiento. Si continúan en esa tesitura no avanzarán peldaños arriba en la escalera de la evolución.
Ya, ya sé que Udes. están revestidos (los revistieron) únicamente de derechos. Porque las obligaciones son sólo mías y muy mías.
Finalizo con otros vocablos, 6 de la “p”, 2 de la “m”, 1 de la “n” y otro de la “ch”.
La comida es la “papatoria”.
Si me emborracho es que cogí un buen “pedo”.
Si devuelvo es que “poteé”.
Si te enfadas conmigo, me montaste un buen “pollo”.
Si te confundes en algo, es que se te fue la “pinza”.
Si no estudiaste y has suspendido…vaya “palo”.
El de la “m”, alude de manera similar a la embriaguez por alcohol. …. “ ¡¡ Cogí una buena “mierda”…..!!”.
Si algo te gusta, es que te “mola”. Y si te gusta mucho es muy “molón”.
El de la “n” tiene que ver con algo bien hecho. Me quedó “niquelado”.
Y el de la “ch”, tiene que ver con el saludo (muy familiar) de alguien empleado cara al público. Es algo así como: “hola, chuli”.
Este ha sido sólo un pequeño repaso.
Aquí lo dejo.
¿Saben por qué?
Pues porque ante tanta sabiduría popular, tanto arte en la oratoria se me ha levantado dolor de cabeza; perdón “me dio un yuyu”.
¿Y dónde?
Pues ¿dónde va a ser?: en la “olla”.
He aquí una pequeña muestra del valor que atribuimos a la palabra. ¡¡ uf!!
Qué tiempos aquellos de interés por las buenas formas escritas y habladas.
Se me ocurre pensar que:
¿Tal vez estaremos acabando con nuestra preciosa lengua?
Carlos LLoréns Fernández.
Alumno Programa Universitario de Mayores.
Universidade de Vigo. Campus de Torrecedeira.
Socio de Aulas de Formación Aberta
Marzo 2020