Salimos de Madrid en el AVE, al llegar a Córdoba nos esperaba un autocar que nos llevó al paseo a orilla del Guadalquivir, desde allí fuimos andando hacía el Hotel El Conquistador, situado en un lugar privilegiado, justo enfrente de la Catedral-Mezquita. Una vez instalados, comenzamos el recorrido por la ciudad.
Empezamos por el barrio de la Judería, con sus estrechas calles encaladas, sus preciosos patios adornados de flores, plantas y sus fuentes en el centro. También hay que resaltar el encanto de sus plazuelas.
En el año 70 d/C, siendo emperador romano Vespasiano, su hijo Tito destruyó Jerusalén y expulsó a los judíos, dando lugar a una de las muchas diásporas que sufrirá el pueblo judío a lo largo de la historia. Muchos de ellos vienen a Hispania, estableciéndose en la Hispania Ulterior y, por el edicto de Caracalla, se les otorgó la categoría de ciudadanos. En la época musulmana es cuando consiguen su mayor esplendor. Los musulmanes les respetan por ser también “hombres del Libro”.
La judería de Córdoba fue una de las más grandes e importantes de la península Ibérica, se la puede delimitar entre la Puerta de Almodóvar, la Mezquita-Catedral y el Palacio Episcopal.
En el paseo nos vamos encontrando con calles dedicadas a antiguas celebridades del mundo hebreo y árabe, como la calle de Juda Leví, una de las figuras más importantes de la literatura. Poeta, filósofo, místico, científico y médico. Nació en Tudela (no en Córdoba) hacia el año 1070, gran viajero que vino a Córdoba atraído por su cultura.
Seguimos por la calle de Albucasis, que nació en Medina Azahara alrededor del 936. Gran médico y científico árabe es considerado el padre de la cirugía moderna y el mejor cirujano de la Edad Media. Inventó instrumental para operar cataratas y también los fórceps. Fue médico de Abderramán III y curó de su obesidad al rey de Castilla Sancho “el craso”, que llegó a pesar más de 200 kg.
Pasamos por la Pl. de Maimónides, Moisés Ben Maimón, para los judíos su segundo Moisés, que nació en Córdoba en el s/XII, durante la época de la dominación Almorávide. Judío sefardí, fue médico, filósofo, astrónomo y rabino, conocido como uno de los filósofos rabínicos más importantes en la historia judaica. De origen humilde inició sus estudios bíblicos y talmúdicos en Córdoba, así como filosofía y ciencia y conoció a los autores clásicos griegos a través de las traducciones árabes.
Con el Califato Almohade, tuvo que exiliarse con su familia a Fez. Ejerció de médico. En sus obras describe enfermedades como la diabetes, hepatitis, asma, etc. Fue médico del sultán Saladino y de la familia real y murió en El Cairo. La estatua de Maimónides se encuentra en la Pl. Tiberíades.
Seguimos el recorrido visitando la Sinagoga, en la calle de los Judíos, que data del s/XIV, único testimonio de la arquitectura religiosa hebraica en Córdoba y única de origen medieval en Andalucía. Su arquitectura es de estilo mudéjar. La sala de oración está decorada con atauriques, inscripciones de Salmos y yeserías. En un lateral de la primera planta se situaban las mujeres. Fue la última Sinagoga en España.
Con la promulgación del Edicto de Granada, los judíos son expulsados en 1492 y la Sinagoga se transforma en hospital. Más tarde, en el s/XVI, pasó a usarse como ermita. En el s/XIX se realizan reparaciones en el edificio, descubriéndose inscripciones hebreas, lo que dió lugar a un largo proceso de restauración para recuperar la Sinagoga.
Salimos de la Sinagoga y pasamos por el antiguo Zoco; hay que tener en cuenta que, junto con Constantinopla, Córdoba fue la ciudad más importante. En el Zoco se vendían sedas, perfumes, especias, etc.
A continuación, visitamos la Capilla de San Bartolomé, de estilo mudéjar del s/XIV, dentro de la judería. En la actualidad es la Facultad de Filosofía y Letras. Se entra por un patio en el que hay una enorme palmera. De planta basilical y nave única con bóveda de crucería. Se utiliza material de acarreo. Columna con fuste romano y capitel de estilo jónico. En las yeserías hay algunos atauriques con escritura cúfica y nasji con oraciones a Alá, aunque se usan solo como elementos decorativos. También está decorada con estrellas y zócalos alicatados parecidos a los de la Alhambra.
La Puerta de Almodóvar será el fin del recorrido de la judería.
Continuamos el paseo por el barrio cristiano, pasando por el convento carmelita donde estuvo San Juan de la Cruz y por la casa de los padres de Góngora, poeta de la Edad de Oro de nuestra literatura.
Es ya la hora de comer y quedamos para encontrarnos a las 16 h. en la Mezquita-Catedral, en el Patio de los Naranjos
La Mezquita-Catedral, está asentada sobre una Basílica cristiana edificada en el s/VI, consagrada a San Vicente mártir, aunque no todos los arqueólogos e historiadores están de acuerdo. Una exposición arqueológica, excavación en la propia Mezquita, muestra fragmentos de un edificio que pudo ser visigodo.
La Mezquita fue construida por Abderramán I, perteneciente a la dinastía Omeya, que había escapado de Damasco después de ser asesinada su familia durante la revolución abasí. Llegó a Córdoba, y, tras derrotar al gobernador abasí instauró en el año 756 el nuevo Emirato independiente de Damasco. La independencia será sólo civil ya que mantendrá los vínculos religiosos. Abderramán decide que la capital del Emirato sea Córdoba.
Hacia el 786 comienza la construcción de la Mezquita, que se hace con material de acarreo, de ahí que las columnas sean diferentes unas de otras tanto por el color del mármol como por su altura. El muro de la quibla está orientado hacia el sur, no hacia la Meca. Consta de un patio para las abluciones, una sala de oración y el muro de la quibla donde se halla el Mihrab.
Sobre las columnas se apoyan dobles arcos, unos de medio punto y por encima otros de herradura. Los arcos están construidos con mármol blanco y ladrillo rojo.
Abderramán II, en el año 833 realiza la primera ampliación tirando el muro de la quibla. La población había aumentado y necesitaban más espacio. Las columnas nuevas no llevan basa y se decoran con capiteles de estilo islámico.
Abderramán III, en el año 929, desafía la autoridad religiosa de las dinastías rivales de los fatimíes y abasíes creando el primer Califato de Córdoba, y convirtiéndose en el primer califa Omeya de Córdoba. Ordenó la ampliación del patio de la Mezquita, manteniendo el oratorio y ordenó derribar el alminar sustituyéndolo por otro nuevo.
Como la población había aumentado mucho y para dar mayor rango a su califato fundó la ciudad palatina de Medina Azahara.
Al Haken, II, hijo de Abderramán III, ordenó ampliar el oratorio y mandó construir cuatro lucernarios para dar más iluminación interior a la Mezquita
La última ampliación la hizo Almanzor, a principios del s/XI. Se amplió la Mezquita hacía el este ya que el río Guadalquivir impedía hacerlo hacía el sur. Agrandó el oratorio y el patio. Por esas fechas en una de las periódicas incursiones anuales (“aceifas”) de las tropas musulmanas, que llegó a Galicia robaron las campanas de la catedral de Santiago de Compostela y Almanzor ordenó que las trasladasen a Córdoba para ponerlas en la torre de la Mezquita, como muestra de su poderío militar.
En 1021 se disuelve el Califato de Córdoba, dando lugar a los primeros Reinos de Taifas. Con la victoria cristiana de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, comienza el fin de la dinastía almohade, dando lugar al derrumbe del poder y la aparición de diversos reinos de taifas.
Fernando III el Santo, con la conquista castellana de Córdoba en 1236, convirtió la Mezquita en Catedral católica, bajo la advocación de la Virgen María y mandó devolver las campanas de nuevo a Santiago de Compostela.
La Catedral sufrió diversas modificaciones a través del tiempo. Lo más importante fue la construcción de la Capilla Real. En el s/XVI, en medio de la antigua mezquita, se levantó una gran nave cristiana. La construcción de la nueva Capilla Mayor de estilo renacentista propuesta por el obispo Alonso Manrique fue muy polémica, ya que el Concejo Municipal de Córdoba se oponía. Tuvo que intervenir el emperador Carlos V para que se realizara. La construcción estuvo a cargo del arquitecto Hernán Ruiz el viejo, tras su muerte la siguió su hijo Hernán el joven.
Después de 100 años de obras, concluye la Catedral el arquitecto Juan de Ochoa, que introduce aspectos manieristas, como la cúpula del crucero. En el transcurso de los años ha sufrido diversas restauraciones. Hay que resaltar la cúpula, la capilla renacentista de San Pablo y el coro del s/XVIII con sillería de caoba, obra de Pedro Duque Cornejo, sobrino de la Roldana.
Finalizada la visita de la Mezquita-Catedral nos dirigimos a la Iglesia de San Francisco. La ciudad se amplia y a estas zonas se las llamará axerquías o arrabales, llegan a ser más grandes que la Medina extendiéndose hacia el este. En estos arrabales se construyen las llamadas iglesias fernandinas, por ser el rey castellano Fernando III en el s/XIII, el que las fundó. Organizó siete divisiones en la Medina y siete en la axerquía.
Iglesia de San Francisco y San Eulogio. La dona Fernando III a la orden franciscana que la ocupa hasta la desamortización s/XIX. Su construcción de estilo gótico fue modificada por otra barroca y se recubren las paredes de yesería. El altar es de estilo barroco.
Hay una escultura impactante por su realismo que representa al “Ecce Homo” esculpido por Luisa Roldán (la Roldana), del s/XVII.
Acabamos las visitas del sábado a las 19 h. disponiendo de tiempo libre.
El domingo por la mañana nos dirigimos a la Iglesia de San Miguel pasando por la Pl. de las Tendillas, en su centro se encuentra la estatua ecuestre de Gonzalo de Córdoba “El Gran Capitán”. Esta iglesia es una de las del grupo de “Iglesias Fernandinas “. Su estilo es de la transición del románico al gótico ojival, casi cuadrada, su interior es de tres naves sin crucero, separadas por pilares. El retablo del altar mayor es de mármol rojo del s/XVIII. Tiene una puerta lateral de arco de herradura. La capilla funeraria es de forma octagonal, hay una pila bautismal de mármol en el centro, con una venera dentro. Hay que resaltar también el rosetón.
De aquí nos dirigimos a la Iglesia de San Lorenzo.
Esta Iglesia fue construida sobre una mezquita en el s/XIII, en plena transición del románico al gótico.
En 1687 sufrió un gran incendio que ocasionó enormes daños en el templo. Se recubren las pinturas para preservarlas. Se construyen bóvedas de yeso estilo barroco. En el s/XX se realiza una restauración, devolviéndolo su antiguo estilo gótico-mudéjar, recuperando las pinturas murales y el rosetón, que estaban tapados.
La iglesia es de planta rectangular de tres naves sin crucero. En el ábside se conservan las pinturas del s/XIV, de estilo gótico italiano, que representan la vida de Cristo. Los lienzos del retablo, del s/XVII, representa la vida de San Lorenzo. Los nervios de la cúpula tienen pintados unos lagartos.
La torre rodea el minarete de la antigua Mezquita del s/IX.
Salimos de la iglesia vamos hacía la Pl. de la Corredera, llamada así por celebrarse en ella las corridas de toros. Es de forma rectangular y estilo castellano con soportales y balcones en la fachada. Uno de los lados de la plaza es diferente, pues cuando se remodeló la plaza en la época de Carlos II, la dueña de una casa se negó a irse, consiguiendo una orden del rey para salvarla y manteniendo la construcción que tenía. En la remodelación se encontraron mosaicos de la época romana y por tal motivo se cree que la plaza está levantada encima del antiguo Circo romano.
Callejeando llegamos a la Pl. del Potro, una de las más emblemáticas de la ciudad. En el centro hay una fuente con una escultura que representa un potro sujetando el escudo de Córdoba.
Pasamos por el Museo de Julio Romero de Torres, situado en el edificio del antiguo Hospital de la Caridad, contiene la colección de cuadros más importantes del pintor.
Acabamos el recorrido en el puente romano sobre el Guadalquivir protegido por la torre de Calahorra.
A partir de aquí tenemos tiempo libre. A las 17,15 h. nos recogió el autocar que nos llevó a la estación para regresar en AVE a Madrid, finalizando este magnífico fin de semana pasado en esta bella ciudad de Córdoba recordando el esplendor de tiempos pasados y disfrutando de sus monumentos.
El viaje ha resultado estupendo tanto por la compañía como por la organización y lecciones de nuestra querida profesora Mariángeles, tan encantadora y profesional como siempre. Desde estas líneas le doy las gracias en nombre de todos.
Texto: Pilar Pinilla Pasalodos
Fotos: Fco Javier del Moral Hndz
AUDEMAC, Asociación de la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid.