
En el Aula Máxima del Espacio V Centenario, presidido por la Rectora Magnífica de la Universidad de Granada, Dña. Pilar Aranda Ramírez, ha tenido lugar el Acto de Apertura del Curso Académico del Aula Permanente de Formación Abierta de la UGR.
En la mesa le han acompañado Dña. Purificación Gálvez Daza, Secretaria General de Servicios Sociales de la Junta de Andalucía, el exrector D. Lorenzo Morillas Cueva, la Vicerrectora de Docencia, Dña. María López-Jurado Romero de la Cruz y la Directora del APFA, Dña. María del Carmen García Garnica.
El profesor D. Miguel Guirao Piñeyro, ha pronunciado una conferencia titulada “Como empezó todo, ¿D. Miguel?, muy aplaudida por los asistentes.
La Sala Máxima ha estado llena de profesores y alumnos, en este acto con el que comenzamos el ilusionante curso, en el que el Aula cumple XXV años.
“Desgranando Granada” La Granada de Carlos V
La primera actividad cultural del nuevo curso 2018-2019, dentro del programa “Desgranando Granada” se ha realizado a la Granada de Carlos V, nuestro buen amigo Rafael Villanueva, ha dejado encantados a los asistentes con sus doctas y amenas explicaciones.
La llegada del Emperador Carlos V a Granada en 1526 supondrá el inicio de los programas imperiales que marcarán un cambio decisivo no sólo en el aspecto urbanístico y en los nuevos edificios que impulsó, sino también en aquellos que se estaban realizando que sufrirían recubrimiento ornamental acorde con el nuevo estilo, -el clasicismo-, estilo artístico que se generalizó en el s. XVI a nivel político al servicio de monarquías, principados y jerarquías eclesiásticas. Será la alta aristocracia, que mantiene estrechas relaciones con Italia, bien comerciales, diplomáticas o bélicas, la que acoja las nuevas tendencias artísticas, importando obras italianas por encargo, como sepulcros y estructuras arquitectónicas. Cabe destacar la figura del Marqués del Cenete D. Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, y su Palacio de la Calahorra, en el Marquesado del Zenete. Si los Reyes Católicos quisieron castellanizar Granada, Carlos V deseaba la europeización, universalización de la ciudad, convertirla en ciudad imperial; idea que no llegó a cristalizar, pues en 1556, abdica, diluyéndose su propósito, ya que Felipe II plantea un nuevo concepto y convierte a Madrid en capital del reino. La decadencia de Granada se precipita y Sevilla ocupa su puesto. Se producirá un corte radical entre los programas y equipos con el que tenían los Reyes Católicos. Captó inmediatamente la importancia simbólica de Granada para la Monarquía española, y ello le llevará a impulsar iniciativas, fundamentalmente su Palacio, así como a otras ya iniciadas, como el Hospital Real o la Catedral.
Se propone modernizar las infraestructuras de las obras públicas de la Corona. Al frente de su proyecto pone a importantes funcionarios que le informarán sobre los mismos, y no, como hicieron los RR.CC., a personal eclesiástico que ni les tenían al día, ni emitían recibos de lo gastado. Se producirá una redefinición de la ciudad, superponiéndose sobre la ciudad gótico-mudéjar de los RR.CC., creándose nuevos centros y ejes urbanos, así como transformando los existentes para adecuarlos a nuevos usos. La política urbana del s. XVI tenderá hacia un mayor control y clarificación del entramado callejero. Para ello se dictan Ordenanzas, como la de 1530 donde se mandaba que al construir una casa de retrasaran las fachadas para enderezar y ensanchar las calles, así también se ordenaba destruir cobertizos y ajimeces. Si estas ordenanzas dieron resultado en la ciudad baja, no lo fue tanto en el Albayzín. Carlos V concedió una ayuda que debió tomarse de la renta real de la hagüela. Será la antigua Medina musulmana, la zona baja de la ciudad la que sufra más transformación a lo largo del s. XVI, erigiéndose edificios que rompen el canon y diseño de su entorno. Se hicieron esfuerzos para construir plazas, casi inexistentes en el urbanismo hispanomusulmán. Tres eran los lugares en que se tenía más interés: Bibarrambla, el Hatabín y el Campo de Albulnest (o de la Loma). Eran lugares privilegiados donde se celebraban fiestas para las que se hacían arquitecturas efímeras. Aparte de las remodelaciones urbanas, las ciudad sigue creciendo extramuros, apareciendo nuevos barrios, como el de la Duquesa, en torno al Monasterio de San Jerónimo, gracias a la concesión que, en 1523 Carlos V, hizo a Dª María Manrique, viuda del Gran Capitán, para que utilizara la Capilla Mayor del mencionado Monasterio, como enterramiento de ella y su marido, con la obligación de terminar las obras que entonces estaban paradas. Con objeto de vigilar y activar los trabajos dirigidos por Jacobo Florentino “El Indaco” y luego por Diego de Siloé. Dª María trasladó su residencia a una casa palacio situada fuera de las murallas, entre las puertas de San Jerónimo y Bibalmazda. Sus familiares se establecieron en torno a dicho palacio, formándose este nuevo barrio aristocrático que tenía por centros principales la calle Duquesa y la Placeta de los Lobos. Anteriormente vivían en la actual calle San Matías, frente a la portería del Convento de San Francisco (hoy Capitanía General) donde murió D. Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en 1515.
Rafael Villanueva
Granada 5 de octubre de 2018