Algunos alumnos de Básico II, 6º curso, acompañados por los vocales de la Comisión de Visitas de AMUEZ, María Asunción Puértolas y Fernando Navarro, visitaron el Palacio de Larrinaga evidenciando al colocarnos delante de su fachada, bautizado inicialmente como Villa Asunción, y escuchar la detallada y documentada explicación de don José María Alagón Laste, Profesor de la Universidad de Zaragoza, que era un aperitivo nada despreciable y menos interesante, de lo que encontraríamos al penetrar en él.
Don Miguel Larrinaga, importante naviero vasco, a principios del siglo XX, quiso levantar este impresionante edificio, que en su origen estaba en las afueras de Zaragoza, como muestra de amor a su esposa, doña Asunción Clavero, aragonesa de Albalate del Arzobispo, con el propósito de ser lugar de retiro tras los años de trabajo ya que sus negocios marítimos les obligaban a residir en Liverpool (Gran Bretaña).
Lo encargó al prestigioso arquitecto Félix Navarro que siguió el patrón de los palacios renacentistas aragoneses combinando a la perfección los materiales específicamente regionales: piedra, ladrillo y cerámica dejando constancia en los abundantes motivos navieros, trabajo y cultura los tres afines a su propietario; lamentablemente, una enfermedad acabó con la vida de doña Asunción, sin poder llevar a cabo el deseo original para el que fue construido, es decir, nunca lo habitaron.
Imposible relatar -en esta breve crónica- todo el arte contenido en su interior: a destacar la escalera poseedora de una magnífica balaustrada, cuadros de importantes firmas, espectaculares columnas, suelo de madera que en alguna de las dependencias es taraceado, algunos de los muebles originales… en definitiva, un gozo para los sentidos y una visita obligada para impregnarse de tan espléndido palacio que resplandece en toda su magnificencia.
Tras venderlo a una industria zaragozana, fue a su vez vendido a una orden religiosa que lo convirtió en colegio-residencia, la cual, a su vez, lo vendió a una importante entidad de ahorro que lo destinó, tras una minuciosa restauración de todos sus componentes que se hallaban deteriorados por haber sufrido las dos guerras mundiales y la guerra civil española, a Centro de Documentación.
Aurora Alamán Guallart
Cronista Oficial de AMUEZ