Con motivo de haber leído en el Taller de Lectura la obra de Delibes “El Hereje”, nos encontramos en Valladolid adonde nos ha llevado el Ave. Dejando a nuestra izquierda Campo Grande, y con un día fresco y oscuro, pero sin lluvia, comenzamos a pasear de la mano de la profe, dirigiéndonos en principio por Recoletos a la casa donde nació el escritor el 17 de Octubre de 1.920.
Tras esta breve visita al lugar donde nació este miembro de la Real Academia Española desde 1.975, galardonado con numerosos premios literarios, entre ellos el Premio Nacional de las Letras Españolas y el Premio Miguel de Cervantes, nos vamos a acercar a la casa de este último durante el tiempo que vivió en Valladolid.
Lo que hoy se visita como Museo Casa de Cervantes, eran en su construcción 3 distintas viviendas con planta baja y dos alturas, destinadas a inquilinos. En los siglos XIX y XX, tras tener distintos propietarios, la vivienda en que vivió Cervantes, que era la central de las tres, acaba en manos del Rey Alfonso XIII en 1.912, y Mr. Archer Huntington, Presidente y fundador de la Hispanic Society of America, adquiere las otras dos, aperturando en su conjunto la Biblioteca Popular y Cervantina.
Tras esta visita nos dirigimos a la Plaza de Zorrilla, para leer algunos textos de este gran escritor, D. José Zorrilla y Moral, también nacido en Valladolid, en 1.817, y autor de “Don Juan Tenorio”, entre muchas otras obras.
Y ahora ya sí comenzamos con la Ruta del Hereje, si bien para ser sinceros, la vamos a comenzar del revés, pues este punto es donde termina la Ruta preparada por el Ayuntamiento, pero a nosotros nos es más cómodo y útil hacerla así.
En ese entorno fantástico con la gran fuente que deja entrever ese edificio histórico que es la Academia de Caballería, tenemos la estatua que su ciudad dedica a este escritor.
En la Plaza de Zorrilla, fuera de los muros de la villa al atravesar la Puerta del Campo, se asistía al último acto del proceso contra los luteranos, su quema pública, aunque la mayoría de ellos eran ejecutados mediante garrote vil antes de arrojar sus cuerpos a las llamas. Sus cenizas eran aventadas para que no quedara ningún rastro de estos herejes condenados por la Inquisición.
De aquí nos dirigimos a la Iglesia de Santiago, en la calle peatonal de su mismo nombre, donde Delibes nos recuerda que era aquí donde predicaba cada viernes el Doctor Cazalla.
De Santiago nos dirigimos a la Plaza Mayor, que en el siglo XVI era la Plaza del Mercado y el lugar donde se celebraban todo tipo de fiestas, civiles, religiosas y autos de fe. Tras su incendio en 1.561 se reconstruyó por orden de Felipe II, con diseño de Francisco de Salamanca.
Los condenados acudían a esta ceremonia vestidos con corozas en la cabeza y sambenitos en el pecho. Tras finalizar el auto los presos penitenciados volvían a la cárcel, y los demás eran montados en borriquillas y llevados a través de la ya visitada calle Santiago, al lugar de ejecución de la condena.
Caminando ahora por la actual calle Ferrari, en esa época calle de Orates, llegamos a la Plaza de Fuente Dorada. En esa calle de Orates se encontraba el Hospital de los Inocentes o de Orates, donde Cipriano se ve obligado a ingresar a su esposa Teo “La reina del páramo” cuando esta enloquece.
También se encontraba en esta calle la taberna de Garabito, donde Bernardo Salcedo acudía a tomar vino con los amigos, u por ahí llegó el cortejo de los reos hacia el auto de fe desde la cárcel de la Inquisición a la Plaza Mayor.
Aquí hacemos una paradita para un café, y luego continuar hacia San Benito donde se encuentra la llamada capilla de los Condes de Fuensaldaña, reconstruida y ampliada en 1456, uno de los elementos arquitectónicos claves, cuyas ruinas se han respetado en la rehabilitación del Museo Patio Herreriano.
En la Capilla de los Fuensaldaña es enterrada Doña Leonor de Vivero, madre del Doctor Cazalla. En la muy cercana calle, hoy llamada del Doctor Cazalla, estuvo la casa de Doña Leonor que servía de lugar de reunión para los conciliábulos de los luteranos.
Rodeamos San Benito por la calle de la Encarnación y nos dirigimos al Convento de Santa Catalina, en la calle Santo Domingo de Guzmán, donde residen las monjas dominicas implicadas en el proceso del Doctor Cazalla. Se encuentra junto a los Conventos de Santa Clara y Santa María de Belén.
Dejamos estos Conventos reformistas y nos dirigimos hacia el que fue Palacio de los Condes de Benavente, en la Plaza de la Trinidad, hoy Biblioteca Pública. En este Palacio se instaló en el siglo XIX el Hospicio de la Ciudad, una institución que en el siglo XVI estaba a cargo de la Cofradía de San José de los Niños Expósitos, lugar donde estudia Cipriano Salcedo. En las cercanías se encontraba la judería de Valladolid, donde los Salcedo tenían un almacén de lanas que vendían a Flandes a través de los comerciantes de Burgos.
De aquí nos acercamos a la Plaza de San Pablo, en cuya cercanía, concretamente en la Corredera de San Pablo, hoy calle de las Angustias, sitúa Delibes la vivienda de los Salcedo, donde Cipriano nace en 1.517. Junto a la Plaza de San Pablo nos encontramos con el Palacio de Pimentel y el antiguo Palacio Real. En la iglesia conventual de San Pablo fueron bautizados Felipe II y Felipe IV. Se encuentra adosado al Colegio de San Gregorio y próxima al resto de sedes del Museo Nacional de Escultura. En su interior fue enterrado Don Francisco de Sandoval y Rojas, primer Duque de Lerma, junto a su esposa, y nos encontramos con distintas obras de Gregorio Fernández.
Nos acercamos ya de prisa, porque se acerca la hora pactada con el restaurante para comer, al Palacio de Pimentel, hoy Diputación de Valladolid, donde podemos apreciar los azulejos del zaguán, relacionados con el bautizo de Felipe II, donde se cuenta la leyenda que por una de las ventanas del palacio, de la que cuelga una cadena, fue sacado el rey Felipe II al nacer para que fuera bautizado en la Iglesia de San Pablo, pues de salir por la puerta del palacio debería haber sido bautizado en la Iglesia de San Martín. En su interior podemos apreciar el patio, también con mosaicos.
El palacio que ha llegado a nuestras manos está muy alterado debido a las grandes transformaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. Se organiza en torno a un patio, como es natural en la arquitectura doméstica vallisoletana de su época. Al patio se accede mediante un zaguán, que comunica con la calle mediante una portada tardogótica de arco rebajado. Por el exterior, lo más importante es su famosa ventana plateresca, de comienzos del siglo XVI, que se encuentra en la esquina. Precisamente, esta ventana y el torreón que se eleva en este punto, potencian la esquina, fuente de perspectivas. La ventana posee un atrevido arco y una decoración de grutescos siguiendo los modelos de las pinturas de la Domus Aurea.
Ahora, alrededor de las 14 horas, ya nos vamos a comer a la Plaza del Val, para reponer fuerzas y descansar un poco.
Ya recuperados y un poco pillados de tiempo, porque el tren sale a las 17,30 y son las 16 horas, hacemos un pequeño cambio en el itinerario que tenía previsto Eva, y pasamos a ver la fachada de la Universidad y la Catedral.
También hacemos una parada breve en donde nació el poeta Gaspar Núñez de Arce, donde Eva también nos hace unas lecturas. Ya de vuelta hacia Campo Grande, pasamos a ver el Claustro de las Tabas del Convento de las Francesas.
Y a la hora prevista estamos otra vez en la Estación de Valladolid, para coger el Avant que nos devuelve a casa en una hora y diez minutos, con la sensación de haber pasado un día muy agradable, con una profe encantadora que te hace enamorarte de sus historias.
Un saludo y hasta pronto.
Juanjo.
Todas las fotos son de Alfonso y mías.