
El 31 de octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades, se estableció esta fecha para fomentar, entre otras cosas, el desarrollo urbano sostenible en todo el mundo. Este año, la campaña de Naciones Unidas se centra en “Valorar nuestras comunidades y ciudades” y destaca la enorme labor de las redes locales y vecinales para hacer frente a la pandemia
El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, ha publicado un mensaje con motivo del Día Mundial de las Ciudades en el que defiende la importancia de las acciones a nivel local y de la participación de las comunidades urbanas en la formulación de políticas y en la toma de decisiones. Además, esta crisis ha demostrado que el voluntariado local y las redes vecinales son esenciales ante cualquier problema o crisis. Durante esta pandemia, “las comunidades se han organizado para mantener sus vecindarios seguros y en funcionamiento, colaborando con los gobiernos locales y nacionales para apoyar la respuesta oficial”, ha afirmado António Guterres.
Sin embargo, Naciones Unidas también recuerda que las actividades comunitarias no pueden darse por sentadas ni carecer de recursos, sino que es necesario contar con políticas que fomenten la participación ciudadana. Por ello, más allá de la crisis, debemos empezar a repensar las ciudades para que sean un entorno sostenible, donde todas las personas puedan acceder a los servicios existentes y puedan gozar de una vida segura, activa y saludable.
“Cuando las comunidades urbanas participan en la formulación de políticas y en la toma de decisiones, y cuando se las dota de recursos financieros, los resultados son más inclusivos y duraderos. Hagamos que nuestras comunidades sean el corazón de las ciudades del futuro.”
– Antonio Guterres
Se estima que en 2050 habrá más del doble de personas mayores de 60 años que niños menores de 5 años y que las personas de 60 años, o más, superarán en número a adolescentes y jóvenes de entre los 15 y los 24 años. Por ello, la planificación urbanística debe adoptar la perspectiva de edad, tener cuenta las necesidades de las personas a lo largo de las diferentes etapas de la vida e incluir a las personas mayores en la toma de decisiones y el diseño urbanístico. En línea con el objetivo 11 de los ODS, construir ciudades y comunidades inclusivas y accesibles, los gobiernos deben invertir en viviendas y transporte público seguro, asequible y accesible que mejoren la interacción entre generaciones.
Además, las personas mayores deben estar incluidas en la planificación y en las respuestas ante desastres o crisis humanitarias.
Desde el año 2010, la Organización Mundial de la Salud también promueve la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores para conectar ciudades, comunidades y organizaciones en todo el mundo con la visión común de hacer de su entorno un lugar mejor donde envejecer dignamente y con calidad. La OMS dirige esta iniciativa a todos los ayuntamientos interesados en promover el envejecimiento saludable y activo, mejorando sus entornos y servicios e incorporando esta perspectiva en la planificación municipal de manera transversal. Una ciudad amigable con las personas mayores se basa en la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el objetivo de mejorar la calidad de vida durante la vejez.
Las personas mayores son un recurso para sus familias, comunidades y economías en entornos de vida sustentadores y facilitadores. La OMS considera que el envejecimiento activo constituye un proceso que dura toda la vida y es afectado por varios factores que, por sí solos y en conjunto, favorecen la salud, la participación y la seguridad en la vida de los adultos mayores. Basada en este enfoque de la OMS hacia el envejecimiento activo, el propósito es lograr que las ciudades se comprometan a ser más amigables con la edad, con el fin de aprovechar el potencial que representan las personas de edad para la humanidad.
Una ciudad amigable con los mayores alienta el envejecimiento activo mediante la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.
En términos prácticos, una ciudad amigable con la edad adapta sus estructuras y servicios para que sean accesibles e incluyan a las personas mayores con diversas necesidades y capacidades.