La transformación digital
El mundo está en un cambio constante y la capacidad de adaptación del ser humano es la cualidad que le permite perdurar y sobrevivir.
Esta adaptación se aplica a todos los cambios por lo que transitamos, como es el cambio de una sociedad analógica a una sociedad digital.
Desde el año 2011 la ONU reconoce como derecho universal el acceso a Internet. Para facilitar el disfrute de este derecho es preciso realizar inversiones en tecnología, en oportunidades de desarrollo económico, en formación y cultura digital. Los fondos europeos de Transformación Digital aplicados en la formación digital de la población adulta tienen que desarrollar proyectos para que las personas mayores puedan disponer de las infraestructuras necesarias del acceso a Internet, tanto en el ámbito urbano como en el rural, donde las personas mayores sufren mayor incomunicación, contribuyendo al desarrollo económico y expansión demográfica de las zonas rurales.
Desde la administración pública se realizan y ofrecen proyectos que facilitan a las empresas el equipamiento y la formación de su personal, sin embargo, en la gestión de estos recursos económicos destinados a la adaptación digital se da menos relevancia a la necesidad de apoyar, especialmente, a los colectivos más vulnerables de exclusión por no pertenecer al “grupo empresarial/productivo”, como es el colectivo de las personas mayores.
Para que las personas mayores tengan plena autonomía hay que proporcionar con garantía el acceso gratuito a la formación digital y alcanzar ser “una persona tecnológica”, es decir, disponer de los medios y herramientas para el acceso inmediato a los datos sobre recursos que les ayude a comunicarse, a ser más independientes, a acceder a la información con mayor rapidez y que puedan servir de apoyo a la vida diaria. A través de la tecnología se empodera a las personas mayores para que sean autónomas, para tomar sus propias decisiones y contribuir a la formación formal e informal en igualdad de condiciones.
Hemos de recordar que la comunidad científica sostiene que la capacidad de aprendizaje no disminuye con la edad, por lo que, dentro de la formación a lo largo de la vida es necesario potenciar el uso y manejo de las tecnologías digitales entre las personas mayores, fomentado el desarrollo de las habilidades necesarias para su inclusión plena en el mundo digital, para lo que tienen total capacidad, ayudando además a estimular la actividad mental en detrimento de la incidencia de enfermedades de deterioro cognitivo.
El proceso de digitalización tiene que ser inclusivo, con aplicaciones sencillas, accesibles y pensadas para una población diversa.
Marzo 2023