Olvidar, ¡nunca! 2020 un año para recordar
Finaliza el año 2020, un año maldito, en el que hemos vivido una pesadilla que, lamentablemente, todavía continuará en el 2021, porque la pandemia no pasa la hoja del calendario, se mantiene aferrada a nuestra salud.
Parece ser que se ve luz al final del túnel, un pequeño resquicio luminoso que debemos vigilar y no perder de vista para no adentrarnos, de nuevo, en la oscuridad de la pandemia descontrolada con millones de muertos. Según los datos de la OMS, en diciembre de 2020, en el mundo han muerto un millón ochocientas mil personas; lo cual nos hace pensar que han sido muchos más muertos, pues hay que sumar a todas esas personas invisibles, que no están registradas, que son inexistentes para las estadísticas.
No será el año 2020 un año para olvidar, ha sido demasiado atroz, nos ha golpeado brutalmente, nos ha pillado por sorpresa desestabilizando el débil equilibrio que hemos creado en nuestra sociedad.
Por eso debemos recordarlo como el año en que la humanidad padeció las consecuencias de mirar solamente su ombligo y actuar como parte de un planeta en el que los intereses humanos prevalecen a costa de los demás componentes que dan vida a la Tierra, sin pensar en la necesaria simbiosis con el entorno.
Debemos recordar que nos necesitamos mutuamente, que nuestros actos se pueden volver contra nosotros, ensañándose siempre con los más débiles, con los desprotegidos.
Un año para recordar la evidencia de las desigualdades que se han manifestado con la pandemia.
Para recordar que todo es posible, que somos vulnerables que, algo tan diminuto y ajeno como un virus, cambió nuestro presente y nuestro futuro.
Para recordar que lo común, lo colectivo, es más importante que lo individual.
Para recordar que -los científicos- la ciencia lo predijo y que, poniendo los medios necesarios, se fabricó la vacuna que podrá protegernos, realizando su desarrollo en un plazo de tiempo inimaginablemente corto en circunstancias “normales”.
Para recordar que la ciencia necesita más medios, que es prioritaria la inversión en investigación.
Para recordar el valor de las pequeñas cosas, de los abrazos, de los momentos en compañía.
Para recordar a los que se han ido, a aquellos que han sufrido y sufren la covid-19, a los que no están y a los que quedan con secuelas irreversibles.
Por todo ello, no debemos olvidar el año 2020, para no repetir los mismos errores y para recordar aquel leve -efímero- instante en que sentimos la solidaridad; eso sucedió cuando estábamos muy, muy asustados.
Diciembre 2020