Entrevista a D. José Carlos Gómez Villamandos
Entrevista a D. José Carlos Gómez Villamandos (Córdoba 1963). Presidente de Crue Universidades Españolas desde el 16 de mayo de 2019.
Doctor en Veterinaria. Diplomado por el European College of Veterinary Pathologist. Catedrático de Universidad del Departamento de Anatomía y Anatomía Patológica Comparadas y diplomado en Alta Dirección de Universidades (CRUE-Catedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria).
Rector de la Universidad de Córdoba desde el 12 de junio de 2014. Vicerrector de Estudios de Postgrado y Formación Continua (2006-2014). Director del Secretariado de Infraestructura para la Investigación (2001-2006). Director del Servicio Central de Apoyo a la Investigación (SCAI) (1999-2001). Secretario de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas (1989). Coordinador del programa de Doctorado “Medicina y Sanidad Animal”.
Académico correspondiente de las Reales Academias de Ciencias Veterinarias de Andalucía Occidental y Andalucía Oriental.
Miembro del grupo de investigación “Anatomía Patológica Animal (AGR 137)”. Línea de investigación: Patogenia de las enfermedades víricas y priónicas.
Agradecemos enormemente al Presidente de Crue Universidades Españolas, su atención y disponibilidad para responder a nuestras cuestiones y así conocer mejor las actuaciones de Crue y cómo afectan a los PUM (Programas Universitarios de Mayores).
Según se lee en la web institucional de Crue: Crue Universidades Españolas es el principal interlocutor de las universidades con el Gobierno central y desempeña un papel clave en todos los desarrollos normativos que afectan a la educación superior de nuestro país. Asimismo, promueve iniciativas de distinta índole con el fin de fomentar las relaciones con el tejido productivo y social, las relaciones institucionales, tanto nacionales como internacionales, y trabaja para poner en valor a la Universidad española.
Desde el 13 de enero de 2020, tenemos un Ministerio de Universidades, esta reestructuración, con un ministerio específico ¿ha facilitado una comunicación más directa y fluida de las universidades con el Gobierno?
Estamos en lo que vamos a llamar marzo negro, en Estado de Alarma y recluidos en casa, ¿cómo vive usted esta situación?
Cuando se anunció que se separaba Universidades de Ciencia, desde Crue –y desde las principales asociaciones y sociedades científicas y médicas– manifestamos públicamente nuestro deseo de que se mantuviesen juntos ambos departamentos porque cerca del 80 por ciento de la Investigación se realiza en las universidades; incluso el ministro de Universidades dijo en su toma de posesión que hubiese preferido un único Ministerio. Pero una vez materializada esa decisión, nos pusimos a trabajar con el único horizonte de mejorar la educación universitaria y, con la llegada de la pandemia de la COVID-19, para minimizar el impacto de la crisis sobre el estudiantado. Y he de decirle que el Ministerio ha sido receptivo a las diferentes iniciativas que le hemos propuesto y que, en esta situación tan excepcional, han sido muchas.
El 4 de junio, usted defendió en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados que, «en estos momentos excepcionales», el Sistema Universitario Español tiene mucho que aportar a la vertebración social, la reactivación económica y la protección ante futuras emergencias sanitarias, como la provocada por la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 y (entre otras muchas demandas) solicitó modificar el RD 1393 como paso imprescindible para avanzar hacia un modelo de formación y aprendizaje más flexible ¿Están en negociaciones con el Ministerio para renovar la Ley de Universidades?
En estos momentos, el borrador de reforma del RD 1393, fundamental para el diseño y la estructura de las enseñanzas oficiales de grado, está en proceso de participación pública y creemos que es necesario modificarlo y actualizarlo, pues ya han pasado trece años desde su aprobación. Sobre la actual Ley de Universidades, el nuevo Ministerio de Universidades, sin embargo, no ha propuesto aún su reforma. Desde Crue consideramos que es imprescindible modificarla. Las universidades necesitamos una mayor flexibilidad y autonomía en la toma de decisiones, por supuesto sin eludir la rendición de cuentas y el control. Por eso, recientemente, solicité en el Congreso de los Diputados la confianza de los grupos parlamentarios en el Sistema Universitario para poder atender a los desafíos y demandas que la sociedad, más aún en la situación en la que nos encontramos ahora, y avanzar en una economía basada en el conocimiento. No me cansaré de repetir que no se entendería el ‘milagro español’ sin la contribución de la Universidad.
La pandemia ha trastocado la organización de la enseñanza universitaria, obligados a utilizar, exclusivamente, la enseñanza online, ¿qué posibilidades ve en implantar la enseñanza presencial en el curso 2020/2021?
Si la situación sanitaria lo permite, durante el primer semestre, se podría volver a los campus, pero en determinadas condiciones de distancia en las aulas, en los pasillos y en las zonas comunes. Las previsiones nos hablan de un cien por cien de ocupación de los espacios, usando mascarillas, y de un tercio en el caso de que no se usen. No queremos renunciar a la docencia presencial porque es seña de identidad de nuestra enseñanza universitaria y vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para preservarla. En el caso de no poder realizar una docencia cien por cien presencial, iremos a una docencia mixta, en la que se combinen presencialidad con no presencialidad. Será cada universidad, entonces, la que determine el porcentaje de esta fórmula de presencialidad adaptada. Habrá que tener en cuenta el número de estudiantes, grupos, horarios, medidas de higiene y fase en la que se encuentre la comunidad autónoma. Pero manteniendo siempre la calidad de la formación que imparten nuestros centros.
¿Cómo considera la actuación en la enseñanza no presencial por las universidades en estos meses de estado de alarma?
Es importante destacar que, aunque la docencia realizada a lo largo de estos tres últimos meses se ha saldado de forma exitosa, ha sido una docencia de contingencia, realizada 100% en remoto. Las universidades españolas ya tenían experiencia previa en el soporte a la docencia haciendo uso de las nuevas tecnologías y las llamadas Tecnologías Educativas. De hecho, antes del impacto del coronavirus sobre el SUE, todas disponíamos de una plataforma tecnológica institucional que ejercía de aula virtual. Gracias a esa experiencia previa, hemos podido trasvasar en apenas unas horas toda la docencia presencial a otra impartida en remoto.
En muchas universidades el PUM no pudo acceder a la enseñanza online y el curso 2019/2020, finalizó el 12 de marzo, de manera “traumática” para los alumnos ¿no lo considera una discriminación?
Entiendo que para el estudiantado de estos programas la interrupción de los mismos haya sido traumática, pero no hay que olvidar las circunstancias tan excepcionales que causaron este parón: la declaración del estado de alarma y la obligación por parte de las universidades de dejar de impartir la docencia presencial. Este paso tan abrupto y urgente de la docencia presencial a otra a distancia en grados y posgrados no fue ni está siendo un proceso fácil para el alumnado, el profesorado y el personal de administración y servicios. Este tránsito de urgencia, sin embargo, no se ha podido llevar a cabo con los PUM. Aunque sus estudiantes forman parte de un colectivo cada vez más familiarizado con las nuevas tecnologías, no lo es lo suficiente como para asumir el cambio a la docencia a distancia de un día para otro. Algunas universidades incluso consultaron a los colectivos afectados y estos claramente respondieron que no querían docencia no presencial. Con esto quiero dejar claro que en ningún momento se ha discriminado al alumnado de los PUM.
A su juicio ¿cómo afecta la Covid-19 al PUM del próximo curso 2020/2021, y qué debería hacerse para no a caer en el edadismo?
La solución a esta situación no está en manos únicamente de las universidades. Cabe recordar que las personas perjudicadas por esta interrupción de los Programas de Mayores forman parte de un colectivo especialmente vulnerable desde el punto de vista sanitario y la obligación de las universidades, como responsables de su formación, es garantizar que este proceso se lleve a cabo con todas las garantías sanitarias. Por tanto, en la medida en que las autoridades lo permitan, en el curso 2020-2021 volveremos a ofertar programas formativos. El edadismo, como cualquier otra forma de discriminación, no forma parte de la Universidad y creo que una manera oportuna y muy eficaz para combatirlo es ofreciendo formación a lo largo de la vida a la ciudadanía, sea cual sea su origen, circunstancias socioeconómicas y, por supuesto, su edad.
Muchas universidades han implantado el PUM como título propio, otras como talleres de extensión universitaria, programas formativos especiales o titulaciones de grado específicos; una gran variedad de modalidades sin ninguna cohesión, lo que dificulta el intercambio de alumnos mayores entre las universidades ¿cómo ve desde CRUE la posibilidad de aconsejar y asesorar a las distintas universidades sobre la posibilidad de un marco común de ejecución para los PUM?
Crue Universidades Españolas es la asociación que representa a la práctica totalidad del Sistema Universitario Español. Actúa como una sola voz –colegiada– para así ser más eficaz en su lucha por mejorar la educación universitaria y tiene una extensa red de expertos de todas las universidades que se encargan de trabajar en todos los ámbitos que afectan a la comunidad universitaria. En cuanto detectamos una necesidad, comenzamos a trabajar sobre ella, pero sin olvidar nunca que las universidades son totalmente autónomas, tal y como refleja la Constitución.
Las personas mayores que llegan a la Universidad a través de los PUM, cada vez están más formadas, la mayoría están/son licenciados universitarios que, una vez jubilados, buscan ampliar conocimientos en áreas distintas a su formación académica ¿considera que se tiene en cuenta este nuevo perfil de los alumnos a la hora de programar el PUM?
Las universidades tienen en cuenta estos perfiles. Es más, muchos centros programan las actividades formativas en función de las sugerencias y peticiones de los propios estudiantes o de un análisis previo de la formación y necesidades de los usuarios. Hay que destacar que los PUM responden a un tipo de formación que permite un diseño flexible, fácilmente adaptable a los nuevos perfiles. Además, las universidades realizan encuestas de satisfacción al estudiantado en cada curso, que constituye una herramienta muy útil para saber qué es lo que funciona y lo que no a la hora de programar los nuevos cursos.
Los PUM no son enseñanzas universitarias oficiales, pero ante el gran éxito obtenido desde su implantación, la gran demanda social que tienen, los cambios y mejoras académicas que se han venido aplicando, precisamente porque los alumnos mayores cada vez están más preparados y son más exigentes ¿contemplan desde CRUE incluir en la reforma del RD 1393, un apartado para regular los PUM como enseñanza universitaria de características específicas, con la integración de los estudios universitarios para personas mayores en el Espacio Europeo de Educación Superior?
No es necesario que estos programas se incluyan en un RD de enseñanzas oficiales porque tienen un perfil distinto. Es una actividad que va muy ligada a una colaboración con la administración local y que tiene una doble vertiente, una social y otra educativa. En cualquier caso, si hubiera que hacerlo porque se toma esa decisión, debería recogerse en una disposición adicional con un tratamiento similar al que tiene la universidad en relación a los títulos propios, enseñanzas que no tienen carácter oficial pero que las universidades pueden desarrollar o impulsar. Pero siempre diferenciando lo que es un título propio diseñado para una recualificación y formación a lo largo de toda la vida, dirigida al mercado laboral, de lo que es un título con una vertiente más educativo-social y dirigido a colectivos que ya han superado, y merecidamente, esa etapa laboral.
Y ¿qué posibilidades tenemos los alumnos mayores de acceder a programas Erasmus+ de la UE para estudiantes adultos dentro de una formación estructurada?
En principio, no existen límites de edad para el programa de movilidad Erasmus+ si los y las interesadas ya participan en algún ciclo de estudios reglado o en algún proyecto específico, tipo KA2 por ejemplo.
Desde CAUMAS debemos transmitir las inquietudes de los universitarios mayores, una de ellas es: ¿por qué no se aprovecha el talento y experiencia sénior para interactuar entre Universidad y Sociedad?
Todo talento debería ser aprovechado por la Sociedad, no nos podemos permitir desperdiciar lo más mínimo de talento y experiencia. Muchas veces nos faltan mecanismos que canalicen correctamente las diferentes iniciativas y eso puede generar recelos que deberíamos ser capaces de vencer entre todos. Pero seamos positivos. Hay universidades en las que mediante un sistema de voluntariado se realiza esta colaboración en diferentes ámbitos del conocimiento. Creo que CAUMAS y Crue podríamos trabajar en este sentido para poner en valor las buenas prácticas e incentivar este tipo de asesoramiento y relación.
Otra demanda de los sénior es la posibilidad de participar en proyectos de investigación, en el caso de cualificación probada, “como asesor senior voluntario” ¿lo ve realizable?
Pienso que cualquier equipo de investigación estaría encantado de contar con seniors que pudiesen colaborar con ellos, como de hecho ya sucede, sobre todo en el ámbito de las Humanidades. Ahora bien, si nos referimos a proyectos de investigación financiados por entidades públicas nos encontramos ante un problema administrativo que parece difícil de solucionar, ya que se requiere algún tipo de vinculación contractual o estatutaria con la Universidad para ser miembro de un equipo de investigación.
En CAUMAS trabajamos para ofrecer una imagen de las personas mayores como adultas competentes, preparadas, capaces de desempeñar roles útiles para la sociedad en su conjunto, frente a la imagen estereotipada de colectivo que representa una carga para la comunidad ¿cómo puede ayudar la Universidad a cambiar la imagen negativa de las personas mayores?
Yo no creo que haya una imagen negativa de las personas mayores. Es posible que algunos piensen que los mayores ya tienen poco que aportar a la sociedad. Pero se equivocan. Lo que ocurre es que lo hacen desde una perspectiva diferente. Si pensásemos que son una carga, no existirían los PUM.
¿Cuál es el proyecto que más le ilusiona y le gustaría llevar a cabo en su etapa como Presidente de CRUE?
Conseguir que la sociedad se dé cuenta de la importancia que tiene la Universidad para cambiar a mejor sus vidas. Que confíen plenamente en nosotros y que exijan a los gobernantes que nos den las herramientas que necesitamos para caminar hacia una economía del conocimiento. Pero con alcanzar un consenso con los agentes sociales para aprobar en el Congreso una nueva ley de universidades que nos permita competir en igualdad de condiciones con los países de nuestro entorno, me sentiría muy satisfecho.
Reiteramos nuestro agradecimiento y, esperamos y deseamos, mantener una comunicación fluida con los representantes universitarios para la mejora del PUM, atendiendo a las exigencias de nuestros asociados. Quedamos a su entera disposición y para finalizar, por favor, responda a la pregunta que se nos ha quedado en el teclado y le gustaría que le hubiésemos formulado.
Que cada vez que un político diga que la Educación es una inversión, no un gasto, lo cumpla cuando llegue al Gobierno.
Entrevista realizada por:
Marina Troncoso
Directora de la Revista Digital Séniors Universitarios
Junio 2020