Entrevista a Concha Bru
Programas Universitarios para Mayores: un valor añadido en la universidad, clave en las políticas de envejecimiento y cohesión social
[dt_gap height=”30″]Dña. Concepción Bru
Presidenta de AEPUM
Asociación Estatal de Programas Universitarios para Personas Mayores
Con la información que le aporta ser la Presidenta de AEPUM, ¿cómo explica la gran implantación de los Programas Universitarios de Mayores?
El envejecimiento de la población es un hecho incuestionable a nivel mundial y que incide de modo especial en los países más desarrollados, este hecho advertido por la UE desde hace dos décadas, provocó el impulsó diversas acciones y entre las que encontramos ambiciosos proyectos e innovaciones pedagógicas que definen una Europa de los ciudadanos en la que una de las piedras angulares es el aprendizaje a lo largo de la vida.
En este contexto y desde diversas instancias universitarias venimos reivindicando la regulación jurídica y el reconocimiento de la formación universitaria de personas mayores, con el ánimo de contribuir a conferir sentido e intensificar los visibles resultados de un ámbito de estudio tan atrayente como es el de los Programas Universitarios de Mayores –PUMs-. Esta formación responde a diversas necesidades y entre ellas destacamos el desarrollo personal e integral del ser humano y un sistema de formación a lo largo de la vida que permite a los ciudadanos mayores aprender a gestionar su propio envejecimiento de acuerdo a sus necesidades y aspiraciones.
¿Cómo ve el Aprendizaje permanente en la U.E.?
Podemos decir, que en el Espacio Europeo de Educación Superior se entiende que la implantación de políticas de Aprendizaje permanente requiere fuertes compromisos por parte de todos los agentes implicados, así como incluir principios y procedimientos para el reconocimiento del aprendizaje previo basado en los resultados del aprendizaje, independientemente de la forma de adquirir los conocimientos, las destrezas y capacidades (aprendizaje formal, no formal o informal).
¿Qué medidas se han tomado y cómo se aplican desde la U.E.?
El Consejo Europeo celebrado en Lisboa en marzo de 2000 concluyó que “El aprendizaje a lo largo de la vida debe acompañar la transición hacia una economía y una sociedad basadas en el conocimiento para que dicha transición pueda tener éxito”.La resolución del Consejo de la Unión Europea de 27 de junio de 2002 sobre la Educación (2002/C 163/01) insta a la Comisión a que impulse y coordine el desarrollo de las propuestas formuladas en el programa de trabajo para el seguimiento de los objetivos de los sistemas de educación y formación, siguiendo las siguientes pautas:
- proporcionar acceso a todas las personas, independientemente de su edad, a la educación permanente, incluso acciones específicas dirigidas a las personas más desfavorecidas y a las que no hayan participado en la educación o la formación así como a los emigrantes, como vía para facilitar u integración social,
- proporcionar oportunidades para adquirir o actualizar competencias básicas, en particular sobre nuevas tecnologías de la información, idiomas, cultura tecnológica, capacidad empresarial y las ciencias sociales,
- la validación efectiva y al reconocimiento de las distintas formas de cualificaciones relativas al resultado de los aprendizajes formal, no formal e informal entre países y sectores educativos, mediante una mayor transparencia y una mayor garantía de la calidad.
Esta resolución ya tiene una historia de más de quince años, luego han venido otras posteriores, así como numerosos informes y recomendaciones, basadas en estadísticas de EUROSTAT, la UNESCO, y la OCDE, que recuerdan la tendencia y crecimiento del envejecimiento poblacional. Si bien aunque las directrices internacionales ponen todo el empeño en marcar los caminos para abordar la solución, todavía existe una “mirada complaciente” hacia este fenómeno y no se ha puesto hincapié en la formación para personas mayores como una de las políticas clave. Las prioridades que se están desarrollando son las relativas a la formación para el empleo, al alargamiento de la etapa laboral hasta edades avanzadas, y ante todo por cuestiones económicas que obedecen prioritariamente a los intereses de reformas del gasto público y ahorro en prestaciones por desempleo, prestaciones socio-sanitarias y reformas de las pensiones.
¿Desde AEPUM, cuáles son las reivindicaciones para que los Programas Universitarios de Mayores consigan los objetivos de integración, formación, madurez activa y saludable, objetivos para los que han sido implantados en las universidades?
No se ha valorado lo suficiente, lo que contribuye día a día esta formación para mayores en la reducción del gasto médico, la autonomía de las personas y la prevención de la dependencia (con lo que ello supone de ahorro en gastos de sanidad y cuidados de larga duración). Además, se ignora las necesidades de desarrollo personal y la gran contribución que muchas de estas personas mayores, formadas en estas iniciativas y a la que se ha inculcado la proactividad, están realizando con acciones en su entorno social inmediato (voluntariado, proyectos sociales, culturales, comunitarios y colaborativos) que no quedan contemplados en la contribución socioeconómica (Producto Interior Bruto) de cada país y, sin embargo, suponen un conjunto nada despreciable de los bienes y servicios, y de las oportunidades de desarrollo y cohesión social que producen estos países.
En este sentido desde los Programas Universitarios para Mayores y desde AEPUM venimos defendiendo desde el año 2000 el reconocimiento institucional y la acreditación de estas Enseñanzas Específicas para mayores en la universidad. Se han realizado numerosos avances en la elaboración de programas, en investigación en resultados y buenas prácticas transferidas a la sociedad, y estamos en un proceso de elaboración de una propuesta título de referencia y un sistema de verificación y sistemas de garantía de calidad en la Formación Universitaria de Personas Mayores, como paso final a esta continua reivindicación. Consideramos desde AEPUM, que la Educación Permanente en Europa es una responsabilidad también de las universidades, que la asume como transferencia de conocimiento, considerándola como un valor añadido, con una oferta coherente, con una función social y una redistribución de los recursos. En otras palabras, la Universidad, como servicio público, se implica en ofrecer una oferta de educación a lo largo de la vida profesional, formativa, cultural y aún personal de todos los ciudadanos, incluidos los que no tuvieron posibilidad de recibir una formación universitaria en su momento. Y además debe hacerlo brindando un reconocimiento para no poner en peligro dicha oferta ni hacer demasiado rígido su funcionamiento.