Crecer envejeciendo: un problema de gestión biográfica (I)
Un proceso heterogéneo y dinámico

D. ENRIQUE PONZÓN LOBATO.
Catedrático (jubilado)
Doctor en Ciencias de la Educación

“En el siglo XXI, la vejez se plantea como una etapa más del crecimiento humano, diseñando para ella, un proyecto de vida y no de muerte”
Escribo este artículo con la certeza de que estoy ante un grupo de personas sobre las cuales han confluido diversas culturas que les han ido formando a lo largo de sus vidas, desde la niñez hasta la madurez. Personas mayores muy diferentes por el género, tal vez con finalidades y proyectos de vida distintos, con creencias, gustos, intereses y experiencias de vida variados. En ellas se cruzan la cultura de la mujer, frente a la cultura del hombre; la cultura de unas personas con más posibilidades económicas y otras con menos; unas más cultas, y otras que han tenido menos posibilidades de acceder a la cultura; unas con unos valores, otras con preferencias bien distintas. Sin embargo aunque todos encarnan la experiencia y la sabiduría, no debemos olvidar que la vida es un proyecto permanente de aprendizaje hasta el último momento.
“En el siglo XXI, la vejez se plantea como una etapa más del crecimiento humano, diseñando para ella, un proyecto de vida y no de muerte”
“Los procesos del envejecimiento se caracterizan por su heterogeneidad, constituyendo las personas de edad un grupo social muy diversificado. Hay tantas formas de envejecer como individuos”
“El envejecimiento es un proceso difícil. Hay que aprender el arte de envejecer, si es posible, bastante antes de que llegue el atardecer de la vida. Lo importante es que el ser humano se prepare para la vejez, evitando así, el miedo a la soledad, la tendencia al aislamiento y el temor a los achaques”
“No se puede afrontar la vejez mediante la búsqueda de soluciones inexistentes que la hagan desaparecer pero sí la aceptación serena de la vejez, en un marco de suficiente autonomía, lo que supone una posición optimista, que ayuda a establecer relaciones, actividades, contactos e integración social. Se evita así, la regresión”
“El proceso del envejecimiento no es rígido sino dinámico y por lo tanto modificable. Las personas mayores debe asumir actitudes de aceptación, acomodación y adaptación, sustituyendo las actividades perdidas por otras nuevas, integrándose en los valores de la sociedad contemporánea, sin renunciar totalmente a los propios. Solo de esta manera se producirá el cambio.”
“¿Es posible seguir creciendo y desarrollándose cuando uno es persona mayor, o es una falsa ilusión o terrible ironía? Si quieren comprender el envejecimiento intenten cambiarlo. Cambiar es ganar y perder. Dejar algo antiguo y añadir algo nuevo. Si queremos cambiar una situación, debemos también cambiar nosotros, las percepciones que tenemos sobre esa situación, en nuestro caso, la de ser persona mayor”
“Como personas mayores, debemos continuar siendo activas en campos que pueden considerarse extensión de nuestras ocupaciones o aficiones anteriores. Y que la acción educativa tenga su base en la experiencia y en los conocimientos que ya poseemos”
“Estamos convencidos que en siglo XXI el gran revulsivo cultural va a venir por la rebelión de las personas mayores contra una sociedad que los margina como seres humanos inútiles e inservibles”
El vivir demasiado en un mundo no diseñado para crecer envejeciendo, puede llevar a tragedia. La prolongación de la esperanza de vida ha supuesto un problema inédito de gestión biográfica, ya que la vida estaba pensada hasta la época de la jubilación. Curiosamente, cuando en 1889 la legislación social de Bismarck, estableció la jubilación como un derecho, pocas personas llegaban a ella, y menos, todavía, de tener la oportunidad de disfrutarla. Crecer envejeciendo ha obligado a inventar nuevas edades o etapas vitales – tercera edad y cuarta edad; y enfrentarse al RETO de dar solución a una variedad de problemas derivados, tales como: la feminización del envejecimiento”; “la jubilación”; “la resocialización”; “la soledad”; y “la dependencia”.
El progresivo envejecimiento de la población no es un fenómeno pasajero. Se trata de un proceso de firme desarrollo, que avanza y seguirá avanzando con más o menos celeridad. La proporción de personas mayores crece más rápidamente que cualquier otro grupo de edad, produciéndose un envejecimiento acelerado de la población y un aumento en la esperanza de vida. Pero lo que resulta destacable, no es únicamente que las personas de más de 65 años sean cada vez más numerosas sino que se hallen experimentando transformaciones sociales que las hacen afrontar su envejecimiento de una manera diferente a las pautas tradicionales.
El ser humano siempre ha envejecido. Envejecemos desde el mismo momento en que nacemos. Pero la vejez no ha sido para el hombre un estado al que se accediera de forma generalizada. .En la sociedad actual, la vejez ha dejado de ser un estado para pasar a ser un proceso dinámico dentro del concepto de ciclo vital de cada ser humano, tomando significados nuevos. Se comienza a percibir de otra manera quizás por esa democratización del envejecimiento que no es otra cosa que generalizar la posibilidad de que todos podamos llegar a ser persona mayor. Quienes piensen que el envejecimiento activo es una cuestión exclusiva de las personas mayores es como aquél que considera que la definición de sanidad es solo para las personas enfermas. No es así. Es preferible participar en la definición del modelo para que cuando nos afecte, seamos capaces de aceptarlo y asimilarlo.
La vejez está de moda. Llegar a viejo es ya el horizonte normal en la vida de los ciudadanos. Ocupa casi la tercera parte de nuestra existencia, por lo que es útil reflexionar sobre ella como una etapa más del crecimiento humano. Vejez y futuro suenan a conceptos enfrentados y contradictorios, pero el caso es que navegan en el mismo barco porque viejos seremos, si antes la muerte no lo impide. Envejecer resulta ineludible, pero ya no es lo que era. Han cambiado radicalmente los retos socio-económicos, culturales, científicos, incluso biológicos, que plantea una población cada vez más longeva, fenómeno sin precedentes en su historia evolutiva.
D. Enrique Ponzón Lobato es catedrático (jubilado): Doctor en Derecho. Doctor en Ciencias de la Educación. Doctor en Veterinaria. Ex profesor ponente del Aula de Mayores de la Universidad de Málaga































































