Después de subir la calle Atocha dejas a un lado la imprenta donde estamparon El Quijote, también  el pasaje Doré, que nos recuerda el nombre de aquel hispanista francés en que se basa Ricardo Bellver para hacer la escultura del Ángel caído, pasas de largo por la farmacia el Globo en cuyo lado izquierdo – a unos metros – se produjo el motín de Esquilache en 1766 y sigues adelante hasta encontrar como a 300 metros ese hervidero de gente en el que unos van, otros vienen, otros no saben, algunos esperan el autobús pero siempre con cara de despistados. Hay muchos turistas que vienen de la Puerta del Sol y al subir la calle Carretas se quedan parados como diciendo ¿Dónde estoy?

-Pues claro, estás en la plaza de Benavente en homenaje a ese literato que nos deleitó con Los Intereses Creados, La Malquerida y otras obras de gran calado- En uno de sus laterales, tocando Atocha está el Tetro Calderón, una obra de Sánchez Eznarriaga, de 1917 – el mismo que construyó el Casino Militar en Gran Vía 13 por allá 1916/18-. Está rodeada esta plaza de calles no muy relevantes. En un lateral del teatro está Doctor Cortezo – ilustre personaje – con el cine Ideal (de los primeros en Madrid) que siempre le dio movimiento a esta rúa. Le sigue Concepción Jerónima, que lleva el nombre del convento que estuvo por allí, y más adelante la calle de la Bolsa que nos lleva hasta la plaza de la provincia, con el Ministerio de Exteriores, obra de Juan Gómez de Mora, el mismo que inició la Plaza Mayor.

Mirando al otro lado, al barrio de las Letras “para entendernos” nos encontramos primero la calle Carretas por donde subían y bajaban carromatos y calesas, para seguir por la calle de la Cruz donde estuvo la corrala a la que asistía Felipe IV y se enamoró de La artista La Calderona con la que tuvo un hijo, Juan José de Austria, gran personaje, pero algo arrinconado por la historia. Allí empieza la plaza del Ángel, que lleva este nombre por la pintura del Ángel de la Guarda y que tenía un lienzo en la iglesia destruida con la desamortización de José Bonaparte. Pero volvamos a la plaza de Benavente, que a veces está con alguna feria de artesanía, y lo que más me gusta es un personaje de bronce en el medio del zoco. Es obra del escultor Félix Hernando García, especialista en figuras naturalistas que la puso en el 2001 decorando el recinto.

Siempre que la veo me viene a la memoria Cervantes en La Ilustre fregona:

Que lo conozca el mundo entero,
porque de ahora en adelante,
con ese gran estilo y ese plante,
serás este Ilustre barrendero. (-)

Nota. (-) Cuarteto, endecasílabo y rima consonante. Rima AD-BC

Pedro Domingo Ollé

Vocal de ADAMUC

Universidad Complutense de Madrid