Hórreos-cruceiros-pazos
Tengo que reconocer que Galicia es una de mis regiones favoritas, posiblemente porque allí nací y viví, y la amo como a mí misma.
Este viaje que hice en julio me resultó una verdadera maravilla. En esta ocasión lo compartí con mi hermana Mariel y Roque, el artista que persigue la belleza, y así fue que, en esta ocasión, gracias a Roque que nos ha tenido de arriba para abajo disfrutando de la Galicia verde, una vez más, el viaje resultó, como todos los míos, muy agradecido.
De este viaje, además de destacar las playas gallegas y lo paisajes, donde más nos centramos fue en hórreos, cruceiros y pazos,
Galicia es la hija de la piedra, como del mar, se puede apreciar que es tierra de canteros, en ella casi todas las obras que hace la mano del hombre terminan en piedra, hasta las más pequeñas. Esos hórreos que vas encontrando al borde de las carreteras por cada pueblo que vas pasando, y qué voy a decir de esos miles de cruceiros que van bendiciendo toda la geografía gallega, que merece detenerse para verlos de cerca y poder ver en ellos esa artesanía, procurando admirar con calma la sensibilidad con que fueron hechos por la mano del hombre. Los pazos, sobrios, elegantes con recios muros de piedra, entre esos jardines repletos de árboles pinos, camelias, magnolios hortensias, que crecen por todas partes, igual que los helechos…, es todo como un vergel.
Nuestra primera parada fue Malpica de Bergantiños pueblo dentro de la Costa da Morte, lo primero que hicimos fue darnos un baño (bueno, esa era la intención que llevábamos) pero la Playa Area Maior, playa de arena blanca/dorada, día de mar bravo, no, nos dejó dar el baño. Mar de un color plomizo y azul-verdoso, era relajante al máximo. Ese mar lo ve nuestro Pintor valenciano “Sorolla” y no hubiera podido resistirse a hacernos un cuadro en el Cantábrico, todo era de una belleza sin igual, degustando esa gastronomía con sus pescados y mariscos recién pescados y llegando a la mesa casi vivos, una comida así al borde del mar francamente nada se le puede igualar ¡¡Que maravilloso y relajante!!
De camino al Cabo Finisterre, fin de la tierra como se decía en tiempo de los romanos “finis terrae” ¿es posible que alguien quisiera ir al fin del mundo? Tal vez porque este cabo esconde todos esos secretos y misterios de A Costa Da Morte, con sus paisajes agrestes y playas impresionantes algunas tranquilas como la que nos encontramos ¡¡La Langosteira!! y otras bravas como La de mar de Fora una de las playas más salvajes de Galicia, “toda entre acantilados”, pero no, todo es salvaje, ya que aquí destacamos…. también sus paisajes. Aquí tengo que realzar el Hotel, posiblemente el más pequeño que he visto en mi recorrido viajero, con sus 5 habitaciones, está en la punta del faro en el Monte do Facho un istmo desde donde se puede divisar esa puesta de sol sobre la inmensidad del océano, el mar como lo llamaríamos del fin del mundo, donde los caminantes del camino de Santiago llegan a tirar sus botas después de esa inmensa caminata, que yo tenía prevista, pero yo llegué por mi cuenta (en mi auto) allí las dejé para siempre, ¡pero volveré a ver un amanecer en el Hotel Cabo Finisterre by Bossh Hotels! con tan solo sus cinco habitaciones, es una verdadera maravilla de hotel, me atrevería asegurar que es el hotel más pequeño que he visto “Y conozco unos cuantos” siempre completo, pero posiblemente es el café que más nos ha prestado en nuestro camino de viajeros.
No me puede extrañar que sea el cabo más visitado de Europa, con sus 138 metros sobre el nivel del mar, considerado como el cabo del fin del mundo, las meigas no existen, pero, como bien se dice, haberlas, “haylas”, porque allí casi aseguraría que las puedes ver. Región de tinieblas casi poblada por monstruos marinos que, verdaderamente. es de una belleza única. ¡¡También impone con sus silbidos del viento y ese paisaje, ver como el sol se va escondiendo para ver la oscuridad marina si no tenemos una luna llena y plena y no siempre se consigue !! Es duro ver aquellos acantilados de belleza única.!! Impresionantes y duros de contemplar.
Termino diciendo, es conocido por todos los navegantes del mundo, por su proximidad a una costa sumamente peligrosa (la luz del faro llega alcanzar los 65 km. de longitud) y sumamente traicionera esta zona marítima para el caminante, y como decía Machado en su poema, ¡¡ caminante no hay camino sino estelas en la mar!!
Y por último Camariñas pueblo de los encajes de bolillos, su Museo do Encaixe es lo más importante. Lo más gratificante fueron los 200 km que hicimos por esas carreteras secundarias con sus maravillosos paisajes, donde Roque nos ha hecho ver todos esos verdes que son vida y naturaleza.
Donde el silencio esconde algo más que las palabras.
¡ Gran viaje, para no olvidar ¡
Remedios Seijo
Tesorera CAUMAS