De la vejez invisible y asistida a la vejez identificada e integrada.

D. ENRIQUE POZÓN LOBATO.
Catedrático (jubilado)
Doctor en Ciencias de la Educación. Doctor en Derecho. Doctor en Ciencias de la Educación. Doctor en Veterinaria. Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes.
Todos queremos vivir el máximo tiempo posible lo que nos aboca a llegar a ser viejos. Ahora bien, nadie quiere ser viejo bajo los estereotipos que rodean a ese concepto. Es por tanto el momento de empezar a participar y reclamar el modelo de envejecimiento que queremos, más integrador, que pretenda provocar un doble efecto: por un lado, contribuir a cambiar la imagen social que sobre la vejez se venía teniendo; y por otro, conseguir que el logro que ha supuesto para la humanidad llegar a estos parámetros del envejecimiento, no se conviertan en un problema. Ante este reto debemos “saber estar” de una manera satisfactoria en la etapa de persona mayor. Mantener una calidad de vida que haga posible el “envejecer con vitalidad”. La inactividad de la persona mayor mina el vigor de la mente.
Ser mayor o sentirse viejo
Una cosa es ser mayor y otra sentirse viejo. El Doctor Marañón se hacia estas dos preguntas: ¿Se podrá luchar contra la vejez? ¿Llegará un día en que el hombre muera de viejo sin estar viejo? A estas dos interrogantes él, contestaba con un si. Creo que llegará ese día, y no me parece que este muy lejos. La lucha contra la vejez no es conservar la vida sino mantenerla con eficacia con un cierto vigor. Pero para ello debemos seguir las siguientes secuencias. En primer lugar, se necesita vivir, por lo que no debemos olvidar que la persona mayor es un ser frágil, que tiene que aprender a vivir con el envejecimiento, con las enfermedades; con la degradación progresiva de su autonomía; con la melancolía. En segundo lugar, se necesita saber para que vivir. Hay que reforzar los mundos vitales de las personas mayores, los factores ambientales. Nadie envejece por sí solo, sino que con él envejece el propio mundo, sus cosas, los recuerdos, los hijos, la pareja. Cuando yo envejezco, envejece también todo cuanto yo he estimado. Las personas mayores no somos meros receptores, sujetos pasivos, abocados a la dependencia o pérdida de autonomía, expropiado de nuestras propias respuestas, sino que hemos de provocar significaciones para vivir y para convivir, situándonos así en una etapa activa, creativa y esperanzada. Y en tercer lugar hemos de considerar que el envejecimiento es el inicio de un nuevo proyecto.
Un proyecto de vida y no de muerte
Llegado este momento debemos resaltar el modelo de envejecimiento activo o satisfactorio. Se parte de la hipótesis de que “solo es feliz y se siente satisfecha aquella persona que es activa, que produce algún rendimiento, que es útil para los demás Toda persona lleva en su interior el deseo profundo de realizar algo que tenga sentido, encontrando valores que den explicación a su existencia.
Por ello el envejecimiento debe ser el inicio de un nuevo proyecto”. No es volver a la infancia o juventud, pero si el perfilar un modelo donde se atienda sus intereses participativos. Hay experiencia de vida previa, conocimientos, capacidad de aprendizaje y expectativas de futuro.
No se trata de llenar un tiempo muerto y vacío sino continuar construyendo un proyecto de vida. En definitiva, las personas mayores maestros del pasado, aprendices del futuro.
Significado de “actividad” aplicado al envejecimiento
El termino “actividad” aplicado al envejecimiento, ha ido evolucionando. Y así en Estados Unidos, en los años 80 del siglo XX, se enfatizó sobre el envejecimiento productivo, considerando con tal cualquier actividad realizada por una persona mayor que produce bienes y servicios o desarrolla la capacidad para producirlo, tanto si se paga por ellos como si no. No obstante, el concepto europeo de envejecimiento activo hace referencia al estilo de vida para preservar la salud física y mental de la gente mayor, más que tratar simplemente de que trabajen más tiempo. Una oportunidad para que las personas mayores sigan desarrollándose personal y socialmente.
Principios fundamentales del envejecimiento activo
La esencia del envejecimiento activo se recoge en una serie de principios fundamentales:
1º Abordar los derechos y las necesidades de seguridad social, financiera y física.
2º Prevenir y reducir la discapacidad, dependencia, enfermedades crónicas y mortalidad prematura;
3º Promocionar oportunidades de educación y formación continua a lo largo de la vida
4º Permitir la participación de las personas mayores en nuevas actividades para permanecer comprometidas en el contexto donde se encuentran.
5º Hacer posible la solidaridad intergeneracional
6º Tener presente ideales en su existencia para llevarlos a la práctica en las nuevas condiciones impuestas por la edad avanzada
7º Conservar en lo posible las relaciones sociales anteriores y en su defecto sustituirlas
8º Flexibilizar criterio con apertura a los nuevos tiempos, huyendo del conservadurismo, apatía e inercia
Los tres pilares básicos del envejecimiento activo
Podemos concretar que la salud, la participación y la seguridad, son los tres pilares básicos del envejecimiento activo.
Vivir seguro, contando con los apoyos sociales, jurídicos y sanitarios, caso de necesitarse. Vivir con salud, disponiendo de recursos que le permitan desenvolver una vida saludable. Vivir sintiéndose reconocido respetado y requerido por la sociedad. Vivir formándose y educándose a lo largo de toda la vida.
Pero para dar solidez a estos pilares, los sistemas públicos de protección social, en especial los de sanidad, seguridad social y servicios sociales, tendrán que ser notablemente acrecentados, lo cual supone una mayor financiación, o cambio de modelo, una adecuación a los nuevos tiempos. Ello hará posible asumir los postulados derivados del envejecimiento activo como un compromiso ciudadano que generará oportunidades, bienestar, riqueza y empleo.
Quienes piensen que el envejecimiento activo es una cuestión exclusiva de las personas mayores es como aquél que considera que la definición de la sanidad es solo para las personas enfermas. No es así, es preferible participar en la definición del modelo para que cuando me afecte, lo que en realidad sucede en todo momento de la vida, no pueda ser capaz de aceptarlo y asimilarlo.