“La persona” como sujeto de la educación en la universidad

D. ENRIQUE POZÓN LOBATO.
Catedrático (jubilado)
Doctor en Ciencias de la Educación
En la actualidad el concepto de persona mayor en su acercamiento a la Universidad viene definido por la edad, por la situación de prejubilación o de jubilación y por los estudios previos, generalmente no universitarios. Población definida como no activa o de la tercera edad. Su atención universitaria, no reglada o informal, es promovida e impulsada por el IMSERSO y Servicios Sociales de las Comunidades Autónomas, correspondiendo a la Universidad organizar y desarrollar los programas a través de una formación próxima al concepto de servicio social, impartida por docentes universitarios, teniendo como objetivos, la ocupación del tiempo libre en el marco de un envejecimiento activo.
Sin perder su carácter de servicio social, estos programas, en sus actuales planteamientos de programación, metodología y docencia, deben avanzar con nuevas propuestas, ya que la Universidad dejará de ser monopolizada por los jóvenes para ser una institución educativa a la que acudir durante toda la vida. En consecuencia, no debería ser utilizado el término “persona mayor”, sino simplemente la palabra “persona” cuando se haga referencia al sujeto de la educación “sin edad y para todas las edades”, a las que la Universidad debe poner a su disposición toda su estructura formal, reglada y no solo los programas universitarios para mayores, tal y como se están ofreciendo en la actualidad.
Una serie de circunstancias y exigencias tanto sociales como académicas y formativas, aconsejan una diversificación curricular en el marco universitario. Analicemos la cuestión.
No existe un único patrón de déficit intelectual en las personas de edad, ya que las mismas ofrecen un perfil heterogéneo. Ante esta realidad se ha de poner en práctica estrategias alternativas de actuación educativa a nivel de Universidad. Por otro lado, hay hechos y realidades que exigen un enfoque complementario a los actuales programas universitarios, tanto en objetivos como en contenido.
Las situaciones sociales, económicas y culturales en las que han vivido, se desenvuelven y se proyectarán en el futuro las personas mayores, condicionan unos intereses y exigencias en el campo de la educación universitaria, distanciados de la demanda de las generaciones que les han precedido. La caída de la natalidad con reducción de la demanda educativa afecta ya a la población en edad universitaria, por lo que la carencia de estudiantes jóvenes obligara a la Universidad a apostar por otros usuarios. En las próximas décadas, los mayores de 50 años y los mayores de 65, en la actualidad el 20% del total de la población, tendrán un perfil distinto a las actuales personas de edad, tanto en niveles educativos, como profesionales, económicos y de estatus social. Estos sujetos buscarán fórmulas más atractivas y exigentes, mejor adaptadas a sus peculiares situaciones, por lo que tendrán un especial protagonismo en el mantenimiento de las estructuras universitarias regladas.
Resultado de imagen de las personas mayores en la universidad
Ponemos de relieve la necesidad de hacer frente con ofertas de calidad, a la demanda de formación permanente, derivada del crecimiento de la población de personas de edad, con titulación universitaria. Cada vez son más numerosos los estudiantes de postgrado y masters, doctorados, investigadores y profesionales que volverán a las Universidades para completar su formación, reciclar sus conocimientos aprovechando la jubilación. No obstante, el proyecto de orientación hacia titulaciones universitarias, no llevaría consigo la exclusión de personas mayores del modelo marco que ofrece los actuales Programas Universitarios, sino una acción complementaria en casos puntuales. Un profesional del siglo XXI no acabara su relación con la Universidad en los años que permanezca en ella. Tendrá que pasar varias veces a lo largo de su vida activa, por lo que hay que adaptar la Universidad al reto de la formación continua
Resultado de imagen de profesionales universitarios mayores y universidad
Por otro lado, en un futuro, cada vez será menor la población entre 25 y 65 años, lo que tendrá como efecto la permanencia de las personas mayores en el mundo laboral por periodos más extensos con empleos productivos y desarrollo personal, necesitando aprendizaje para nuevos roles productivos en campos muy diversos, siguiendo las directrices de las políticas europeas, respecto al empleo y gestión de los recursos humanos.
Ante el panorama descrito, la apuesta pedagógica de la Universidad debe estar dirigida al logro de un equilibrio armónico entre altura científica y expectativas, con un nuevo concepto de persona mayor y de sus exigencias educacionales, atendidas con un modelo de diseño curricular universitario con más significados.
D. Enrique Pozón Lobato